- Oye, ahora que me doy cuenta, ¿te pasa algo? – Bryce le miró algo confuso.
- ¿A qué te refieres? – El peliverde se encogió de hombros antes de desviar levemente su mirada.
- No sé, te noto algo decaído – El albino dejó de limpiar una de las mesas para después suspirar y clavar la mirada en el suelo.
- Ayer discutí con Claude... - Aquellas palabras llamaron la atención de Jordan, a pesar de las apariencias era muy poco común que esos dos discutiesen – Él...me ha engañado con Claire.
- ¿¡Que dices!? No me lo creo, jamás habría imaginado que Claude... - Ambos enmudecieron antes de que el peliverde le mirase con cierta preocupación - ¿Por qué no me llamaste?
- Xavier me dijo que ibais a salir al cine, no quería molestaros – Jordan hizo un pequeño puchero antes de abrazarle por la espalda – Estoy bien, tranquilo.
- Eres tonto, no nos importaba cancelar el cine para ir a verte, si vuelve a pasar algo similar más te vale avisarnos si no quieres que me enfade de verdad – Bryce rió antes de darse la vuelta y abrazarle – Oye, ¿es cosa mía o pareces más alto de repente? Me siento bajo.
- Siempre has sido más bajo que yo, ¿en serio has tardado casi 13 años en darte cuenta de ello? – La pregunta del albino recibió como respuesta un pequeño puñetazo en el hombro por parte del peliverde – Anda, volvamos al trabajo, ya discutiremos después sobre nuestra altura.
Trabajar con Jordan era genial. No solo era cómodo por la complicidad que tenían después de tantos años, sino que Jordan era de ese tipo de personas que solo necesitan una sonrisa para que todas las personas a su alrededor estén de buen humor.
- Vaya chicos, me alegro ver que ya estáis de buen humor a primera hora de la mañana, eso es justo lo que esperaba de vosotros – Los dos chicos sonrieron mirando a la puerta.
- Buenos días, jefe – El saludo de Jordan recibió como respuesta una sonrisa del superior.
No era un hombre muy mayor, tendría unos seis o siete años más que ellos. Su aspecto era algo similar al de Xavier, pero la diferencia era que su pelo era azul cielo y su piel algo más morena, tanto Jordan como Bryce eran conscientes de que no estaba mal.
- Me alegra verte animado Bryce, ayer te veías algo decaído. Si sucede cualquier cosa ya sabes que puedes hablarlo conmigo. Si necesitáis algo estaré en mi oficina, os veo luego – Tras dedicarle una cálida sonrisa al albino, el hombre se retiró hacia el fondo del local.
En cuanto se aseguró de que su jefe no les escuchaba, una sonrisa algo pícara apareció en los labios de Jordan.
- Creo que le gustas a Chris – Bryce rió levemente ante la ocurrencia de su amigo.
- ¿De qué hablas? Eso es una locura, creo que tanto helado está empezando a congelarte el cerebro – El menor le miró arqueando una ceja.
- Te lo digo en serio, no hace falta nada más que ver cómo te mira para saberlo – El albino rodó la mirada antes de seguir limpiando el mostrador – Ignórame si quieres, solo te estoy diciendo la verdad.
Aunque trató de ignorarle, sus palabras seguían dando vueltas en su cabeza, ¿y si tenía razón?
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- Veo que tu costumbre de ignorar la alarma 10 veces no ha cambiado en todo este tiempo – El pelirrojo rió ante la deducción de Ethan.
- No estaría mal escuchar un ''buenos días'' antes de que me atacases, ¿sabes? – El rubio sonrió con inocencia.
- Lo sé, pero es más divertido hacer las cosas a mi manera – Claude sonrió revolviendo el pelo de su mejor amigo antes de buscar algo que desayunar - ¿Has pensado ya en qué vas a decirle a Bryce?
- La verdad – El pelirrojo se sentó junto a él – Además, tengo que avisarle sobre Claire. No quiero ni pensar en qué podría pasar si le hace algo similar a él, esa idiota es capaz de todo.
- Tienes razón, creo que lo mejor es que Bryce se aleje de ella – Claude asintió antes de perderse en sus pensamientos - ¿En qué piensas tanto?
- Estaba pensando en algo que quiero regalarle a Bryce, pero no sé si podré comprarle lo que tengo pensado – La mano del ojiazul se posó sobre su hombro mientras sonreía.
- Eres mi mejor amigo, puedes pedirme ayuda en lo que sea – Claude asintió sonriendo antes de deslizar su brazo sobre los hombros del rubio.
Sus ojos brillaron al pensar en el regalo, estaba seguro de que le encantaría, pero necesitaba tiempo.
