Recuerdo tus comentarios sobre la lluvia. Con tus ojitos refulgentes mirando el horizonte, me decías:
-La lluvia es un botón de pausa a la realidad.
Me reí.
-La lluvia hace que la gente se apure -me cruzaba de piernas.
-Y otras veces te hace detener, esperar, pensar, escuchar; levantarte de tu asiento, salir al balcón o asomarte a la ventana y verla caer, estallarse en las hojas, sobre el agua muerta de los charcos o cualquier cosa.
Como esa gota rebelde, esas mismas que se aferran con fuerza y delicadeza al filo de las hojas para no caerse, así me sostenías del brazo; llevándome a los translúcidos vidrios las ventanas de nuestra casa, obligándome a elegir mi ganadora.
Nunca me agrado, nunca te lo dije, siempre lo supiste. Inteligente e inocentemente, ideaste como castigo: «el que pierda, da un beso al ganador» dijiste aquella tarde.
Ese castigo fue para hacerme feliz, sin saber lo feliz que era ahí sentado a tu lado. Lo sé, no me gustaba. Sin embargo, era feliz, no sabes cuan feliz. La felicidad se desbordada en mis interiores al verte así, con los ojitos iluminados por la alegría y la peculiar luz que trae los días lluviosos consigo.
Nunca aprendiste apreciar eso, ni los fulgurantes encantos de las dos ventanitas cafés de tu rostro. Cambiaría el pasado para obligarme a maravillarme con las gotas inquietas que se deslizan y cae por todas partes. Entendí muy tarde aquel deslumbramiento tuyo con la lluvia.
Frente a las grandes ventanas de la casona, descansaba en un sillón desteñido por el tiempo y el uso, un viejo. El sol mañanero del verano irradiada la habitación.
Una gota suicida lanzada al vacío cae en el cristal que cubre la foto, sostenida por las decrépitas y arrugadas manos del anciano.
-Martha, Martha, Ven rápido. Está lloviendo, vamos a jugar -dice el viejo, mientras se levanta y camina hacia a la ventana, encorvado y cojo con la foto aferrada al pecho.
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El Club de los desdichados [Antología]
NouvellesLos relatos del club de los desdichados representa las distintas facetas del comportamiento del ser humano ante el flagelo de la vida. La subversión contra la rutina, la percepción de una vida vacía y amotinada de vicios, la añoranza de la vida pre...