11- Hermanos

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Estaban ambos caminando sin prisa por los pasillos, uno con la frente en alto y gran porte mientras que el otro tenía la cabeza algo gacha un poco avergonzado por lo que pasó hace unos instantes en la habitación del primero, la cual compartirían de ahora en adelante.

Está algo tenso, no por el ambiente, Izuku no le hacia tener algún tipo de inquietud pero sentía una opresión en el pecho que no lo deja tranquilo. Camina unos pocos centímetros detrás del mayor yendo a la cocina.

Cuando llegan, se encuentran con Eijirō, Momo, Dabi y Toga, todos le dan los Buenos días al peli verde y este les responde alegre, pues está de buen humor. Sin embargo, se ve extrañado mirando al rededor.

– ¿Y Shōto e Inasa? - le parece raro que no estén ya que debido al primero, ambos son los primeros en ir hacia la cocina.

– Deben seguir dormidos. - respondió el pelirrojo en igual estado que su jefe.

– Sería muy raro. Siempre están aquí a la misma hora. - comentó Yaoyorosu algo preocupada. - ¿Creen que les paso algo?

– No exageres. Seguro Inasa se paso esta vez y ahora Shōto no puede caminar. - rió mostrando su peculiar dentadura.

Katsuki hacia caso omiso a todo y fue a preparar café. Necesita algo más fuerte que solo té esta vez debido a que no había dormido nada la noche anterior. Se escucho la puerta ser abierta y todos vieron a la castaña entrando tranquila.

– No lo escucharon de mi, pero anoche me levante para venir a la cocina y al pasar por la puerta de Inasa y Shōto-kun los escuche algo intensos. - decía como toda una chismosa. El cenizo rodó los ojos sin que alguien lo notara.

– ¡Les dije! El pobre no puede caminar. - soltó una carcajada.

– ¿Quien no puede caminar? - la voz inocente y preocupada les hizo dirigir su vista de nuevo a la puerta encontrando los ojos de la pequeña Eri.

El silencio gobernó por un momento.

– Si, Kiri-kun... ¿Quien no puede caminar? - dijo la rubia con algo de burla y el nombrado la miro sintiéndose acorralado. Hasta Dabi soltó una pequeña risita.

– Nadie, Eri. Todo está bien. - habló el Midoriya levantando a la niña en sus brazos. - Todos aquí pueden caminar. - comentó algo cómico relajando a la albina. Esta vió hacia otro lado y encontró al chico que preparaba el café.

– ¡Katsuki-san! - dijo levantando un poco la voz sorprendiendo al rubio que giro su cabeza viéndola bajar del abrazo de Izuku y correr directo hacia él. - ¿Te encuentras bien? ¿Ya no te duele nada? Perdón que no haya podido verte antes. ¿Ya estás mejor? - habló rápido mirando con preocupación al mayor quien parpadeó unas cuantas veces asimilando las preguntas antes de contestar.

– Estoy bien. - dijo sin más y sin mucha emoción pero pareció serle suficiente a la más baja que sonrió feliz y abrazo sus piernas. Katsuki se quedó inmóvil son saber qué hacer.

– Me alegra. - dijo con alivio. El rubio aún algo aturdido, solo atinó a acariciar la cabeza de Eri queriendo dar una pequeña muestra de cariño o gratitud.

Los demás no decían nada y seguían cada quien con lo suyo haciendo como que no prestaban atención a lo que pasaba. Después de un rato, todos se encontraban desayunando amenamente, Yagi se les unió también, solo faltaba ese par que todavía no se designaba a aparecer.

Sin embargo un estruendo hizo exaltar a los presentes. Sonó como si alguien hubiese caído, se mantuvieron en silencio esperando cualquier cosa mientras miraban curiosos la puerta de la cocina, esta eventualmente se abrió mostrando a la pareja que estaban esperando.

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2020 ⏰

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...𝙆𝘼𝘾𝘾𝙃𝘼𝙉... {Dekukatsu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora