Respirar hondamente, profundamente, libremente.
¿Sabes cuántas veces quise volver a respirar?
Levantar la cabeza, mostrar mi rostro con orgullo. Sentirme querida, sin restricciones...
Querer a alguien, sentir que lo merezco.
Sentirme suficiente, completa.
¿Sabes cuántas veces quise volver a sentirme así ?
Bailar tomada de la mano, recorrer las calles vacías sin miedo, de sonreír sin que doliera.
Entonces me miró en el espejo y un reflejo manchado me devuelve la mirada.
Cierro los ojos, cuento hasta tres y salgo así; exhibiendo mis heridas, una constelación de ellas adornan el alma y por un momento me temo que volveré despavorida.
Pero ya ha pasado tanto tiempo y ahora puedo respirar, te tengo agarrada de mi mano y me das un apretón. Miras a tu impostora y le tienes compasión.
Entonces caminó, como el cuento del rey tonto sin vestiduras, desnuda mostrando cada una de esas cicatrices y es así, en medio de la tormenta que saben la verdad.
Y es así; donde finalmente me siento viva.
Y es así; valiente y aún con miedo, en el que finalmente... me siento limpia de nuevo.