Debería irme, aunque realmente no quiera hacerlo.
Debería hacerlo aunque muy en el fondo diga que no debería hacerlo. Liberarme, salir huyendo, ser cobarde y valiente al mismo tiempo.
Cuándo... ¿Cuándo podré salir de aquí?
Quisiera quedarme, en realidad deseo quedarme pero la verdad es, que no sé cuánto más podré soportarlo.
Sólo lo hago, aguanto. Es lo único que puedo hacer, mantenerme.
Mi corazón está lleno de melancolía y mis principios sólo me muestran un final, quizá soy de ese tipo de personas que siempre siguen caminando en oscuridad.
Mis tiempos felices aún me miran preocupados, cómo si dudarán en poder alcanzarlos. Se detiene un momento y me hacen la mima pregunta: ¿Estaré bien? ¿Podré hacerlo?, les respondo siempre que sí, pero en realidad es sólo miedo.
¿He sobrevivido? Tal vez lo hice pero sólo porque el miedo era mi amigo. Pero ahora mi amor se muere sediento, yo estoy muriendo lento...
Libérame. Es un ruego y una condena que siempre dejó escapar entre mis dedos.