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Esta parte de la historia ha sido modificada ya que es uno de los capítulos que he perdido y algunas cosas son diferentes o escritas diferentes.

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Creo un cofre y lo dejo en frente de su cruz, era de la mañana, no había podido dormir pensando en lo que haría ahora en adelante, se arrodillo frente a la cruz juntando sus manos para rezar.

-Sé que me oyen dioses, sé que no es culpa que mi muerte se acerque.-murmuraba cerrando los ojos.-Solo pido ayuda para irme sin ningún asunto, dejar todo listo.-suspira.-Sé que no podre ver a mis padres y despedirme, les pido por favor se lleven estas cartas a ellos, no quiero lastimarlos más.-soltó una pequeña lágrima sin moverse de su lugar, hasta que escucho un relámpago caer en el cofre y otro después, abril su al ver un cartel.

"Te ayudaremos joven héroe, lamentamos tu futura pérdida.

Atte: los Dioses"

Rubius sonrió agradeció al ver dentro del cofre el vacío, no estaba su carta ni su regalo, espero que sus padres estuvieran bien, aun ante todo lo sucedido anteriormente. Moviendo sus orejitas entusiasmado por quitar ese pequeño peso de encima, volvió a su hogar, se preparó algo de comer, estaba cansado, tenía muchas cosas en la mente. Sin embargo, debía continuar, miro hacia las grandes ventanales de su hogar, viendo como el sol salía a lo más alto, sonriendo pensando que ya no podría ver las maravillosas mañanas, alimentando a sus mascotas, decidió pescar afuera, buscando una caña de pescar, enrollo un poco sus pantalones para no mojarlos por completo, se sentó en su muelle, sintiendo el frío del agua en sus pies, tiro la caña, esperando hasta que pescara algo, tarareo un poco para llenar el vacío silencio, sacaba algunos peces y otras cosas, ya estaba haciendo de medio día cuando escucho pasos, frunciendo el ceño pensando que era un mods chetado, giro su cabeza sacando su espada para atacar, hasta que vio a Luzu llegar hasta él, suspirando guardó su arma.

-Luzu que susto macho.-se quejó al ya tenerlo a su lado, quitando su mano de su pecho al reconocer a su amigo.

Riendo un poco, se sentó junto al osito.-Lo siento te veías muy concentrado y no quise interrumpir tu paz.-se disculpó apenado por asustar a su amigo.

-Bueno sabes bien, que ahora más que nunca necesito saber quién se acerca.-gruño por lo bajo.-¿A qué has venido?.-pregunto curioso después de unos minutos de silencio entre los dos.

-Oye, ¿ya uno no puedo venir a ver a su amigo?.-pregunto mirándole.

Bufando dejo su caña de pescar en su inventario.-Hombre, no necesito una niñera.-dijo molesto.-Por eso no quiero decir nada, me trataran diferente y no necesito eso Luzu, así que por favor no lo hagas, no cambies esto por mi condición.

Suspirando miro al cielo.-Lo siento, estoy muy preocupado Rubius.

-Y lo aprecio.-dirigió su vista a su amigo castaño, viendo esos ojos rojizos brillando de preocupación, dentro de su interior su corazón se apretaba por tratar mal a su amigo pero de igual manera no podía con el hecho de ser cuidado como un niño.-Pero soy fuerte amigo mío, podre sobrellevar esto.-le sonrió de forma tranquilizante.-Así que te has despertado y te has dirigido a mi casa ¿Has comido?.-se levantó, acomodando su ropa.

El castaño se sonrojo sutilmente antes de escuchar una risita por parte de su compañero.

-Ven, vamos a la casita del árbol, allí tengo algo de comer.-sugirió caminando hasta la casa construida para él, subió en silencio hasta la segunda planta, busco lo que estaba ofreciendo, llevando un poco de café a la mesita y dejar trozos de pastel, recorrió la mirada de la casa del árbol, recordando el día que su amigo de ojos morados le había construido para su cumpleaños, vio los adornos, los momentos que pasaron con Vegetta allí y las veces que cuidaba con mucho aprecio la casa del árbol, era la cosa más bonita que habían hecho para él y más siendo la persona por la que estaba enamorada.

Sin Arrepentimiento (Rubegetta)T1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora