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Despertó en un principio algo desorientado pero al reconocer las vocecitas a su alrededor recordó la tarde con la hadas, levantándose de su lugar, reconoció que solo tenía algo de frio que era medianamente aceptable y hasta podría ignorarlo, miro a su hada que había dormido con él.

-¡Buenos días Rub!. - le saludo la chica contenta.

-Buenos días.-murmuro aun algo adormilado.

No sabía con exactitud la hora pero intuía que era muy temprano por el simple hecho de que aún no aparecía el sol o no llegaba a dar con su radiante mañana, Rubén recordó la llamada con su hermano oscuro, sabia de ante mano que el más preocupado seria su amigo Luzu, por ello decidió no alargar mucho su visita inesperada.

Después de aceptar el desayuno y despedirse de la reina de las hadas, junto con su pequeña compañero comenzó a caminar hasta su destino que era su propio hogar, conversaba con Maripili, veía como de a poco comenzaba a salir el sol, siempre procurando ser cuidadoso y tener su espada a la mano, al llegar a su destino, no dudo en entrar a su casa, sabiendo que Willy había alimentado el día de ayer a sus mascotas.

Decidido, fue a bañarse y a cambiarse de ropa, mando un mensaje al grupo avisando de su llegada a su casa. Cuando bajo ya cambiado y más fresco escucho el timbre, aunque notando aquellas alas de su amigo y compañero híbrido no dudo en abrir.

-Buenas Fargan.-le sonrió invitándole a pasar.

-Rubén, me has dejado muy preocupado, hasta he volado por los alrededores.-se quejó abrazándolo.

El nombrado sabia de ante mano que uno de sus amigos vendría estaba Luzu en el primer lugar pero viendo las horas sabia de ante mano que también estaba en las posibilidades su gran amigo Fargan, siendo un Búho nocturno no tendría que dudar que viendo las horas estuviera despierto o imaginando que ya estaba por dormirse.

-Debes relajarte amigo mío. - dijo calmado llevándolo al salón de su segundo piso, viendo como arrastraba sus pies, lo obligo a acostarse en el sofá, busco una manta en su habitación y le tapo.

-No, yo venía. - bostezo sin poder evitarlo. - Venia a hablar Rub.

-Descansa.-pidió acariciando sus cabellos, mientras estaba sentado en el piso a su lado.-Discúlpame por preocuparte David, no lo volveré a hacer, así que descansa.

El rubio veía a su amigo batallar con su sueño pero termino perdiéndose ante su instinto, acomodando sus alas en el sofá para dormir más cómodo, el oso solo lo observo unos segundos para luego dejarlo descansar. En unos cuantos días más habían pasado desde su regaño, todos habían ido a la casa del oso asustados por su desaparición, ocasionando que se despertado su compañero, luego de decir una mentira al respecto, obviamente oculto a su amiga hada sabiendo las reglas impuestas, con Vegetta seguía evitándolo, a todos en verdad, Luzu había ido a una misión por Merlón o eso se sabía entre los héroes, sin embargo, lo que no sabían es que aquel castaño fue en búsquedas de alguna solución para su amigo que un día para otro ya había perdido su vista.

Fue cuatro días después de su salida al reino de las hadas cuando despertó sin ver nada, su enfermedad había avanzado de forma rápida y repentina, Rubius pensó que tenía algo más de tiempo, no lloro, no grito, solo se quedó allí en su cama sin saber qué hora era o algo así, solo sabía que tenía un inmenso dolor de cabeza y también un cansancio en todo su cuerpo, levantándose con cuidado busco su celular, que sabía ya de memoria su hogar y los muebles pensaba que solo debía acostumbrarse al nuevo cambio, escuchaba todo más alto y le incomodaba bastante, había dejado arreglado sus llamadas, al igual con ayuda de Maripili pudo llamar a Mangel, que actualmente vivía con Lolito en su casita de abuela.

Sin Arrepentimiento (Rubegetta)T1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora