La tormenta (ULTIMA PARTE)

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Se me encogió el corazón de verlo así, echo un nudo, sin saber lo que había echo mal. La verdad es que todo lo mal estaba en mi, él fue el esposo perfecto, un hombre que toda mujer hubiera querido en su vida... Pero me enamoré de una infierno.
Siempre supe que él era un buen hombre y que no merecía lo que yo le estaba haciendo, pero al mismo tiempo era algo que yo no podía controlar. Algo que simplemente pasó y estaba fuera de mis manos.
Intente quererlo, solo Dios lo sabe. Me había engañado diciéndome a mi misma que yo era feliz con este hombre y que no necesitaba nada más. Pero no era así, sabía que en el fondo tarde o temprano mis demonios saldrían y el también saldría herido. No me equivoque.

No soporte verlo así y algo se me movió dentro, le tome su rostro con mis manos y lo bese. Lo bese como nunca lo había besado, y él me correspondió. Se levantó de la silla y me tomo por la cintura, el beso se hizo más fuerte y más apasionado. Poco a poco fue desabrochando mi camisa y dejando mis pechos al descubierto se alejó para mirarme. Se arrodilló y besó mi vientre, me quitó los pantalones y me dejo 100% desnuda. Yo sentí esa sensación de querer un poco más, así que me acerque y lo desnude. Me arrodillé frente a él y empecé a hacerle sexo oral y él enloquecía y me miraba con una pasión que hacía mucho no sentíamos.
Me tomo por las piernas y me sentí en él desayunaste, abrió mis piernas y se sumergió en mi. Haciéndome sentir a mi también el mejor de los orgasmos.
Terminamos teniendo sexo en toda la cocina y al amanecer nos metimos en la piscina y hablamos de la decisión que ya habíamos tomado.
Se arregló, recogió sus cosas y se fue.
No sin antes decirme que me amaba y que lo seguiría intentando.

La Aburrida Vida de CarolinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora