Felipe.

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Es curioso pensar que todas las personas quizá alguna vez han soñado con conocer a su amor verdadero, su alma gemela, todos lo hemos hecho, algunas personas todavía lo hacen, es natural pensarlo, es natural quererlo, si Elizabeth Bennet pudo estar con Mr. Darcy después de tanto drama, todos pueden, bueno, quizá nos falta el drama para encontrarlo. Todos lo queremos, distinguido, inteligente, apasionado, educado y muy guapo, esa es la imagen de nuestra alma gemela, al menos en nuestras mentes: un Darcy.

Ese día la ciudad de Medellín estaba en calma, otro día normal lleno de tráfico, personas gritándose insultos por las ventanillas de sus autos y otros conduciendo y reprochándose el por qué deben ir a trabajar, gente rompiendo las reglas y dañando el medio ambiente, y el metro a tope.

Jamás había entendido por que se sentía tan cómodo en la oscuridad, por que disfrutaba tanto el silencio de su habitación y solo escuchar sus pensamientos, bueno, al final del día ese era su mejor plan, escucharse a sí mismo, no sabría decir si era egocentrismo o sabiduría, creo que es lo primero, sí, estoy seguro de que es lo primero.

Ser gay en una familia numerosa, disfuncional y chapada a la antigua no es fácil, es como atravesar por la secundaria antes de pasar por la secundaria, con una madre dedicada a su hogar y un padre borracho y adicto al casino, crecer se vuelve un deseo precoz para cualquier chico.

A sus quince años empezó a explorar su sexualidad, sí que la disfrutaba, lo hizo con tantas chicas como pudo para intentar negarse a quien era, incluso, Jessica, su primera novia lo pudo convencer un poco, pero su mejor amigo era demasiado guapo y le hacía recordar a espaldas de Jessica quien realmente era, así que no funciono, lastima, era una buena chica, pero ocho meses eran suficiente, vaya que era astuto a la hora de ocultar su orientación sexual, siempre se le veía con los chicos rudos y populares, esa era la perfecta cortina de humo, siendo un muchacho guapo sabía que podía seguir con su fachada por mucho tiempo.

Pasaron un par de años, pasaron hombres y mujeres, pero su familia decidió mudarse, lo que significaba volver a iniciar de cero, volver a crear una nueva imagen ante todos, que difícil sonaba eso en su cabeza, le retumbaba esa idea como una batería en pleno bar, pero sabía que lo lograría, salir del closet era más fácil, pero se acostumbró a ser aceptado, el rechazo lo mataría. Su nuevo hogar no era tan malo, se sentía más solo de lo normal pero ese sentimiento se iba en la profundidad de sus libros, después de meses pudo darse cuenta de que quizá en este nuevo lugar podía ser quien no pudo anteriormente y así fue, créanme desato a esa persona que había encadenado tantos años.

Conoció a un hombre, distinguido, alocado e interesante, se perdía en él, no sabía que en ese mes de julio empezaría a perderse, pasaban los días y los meses y él cada vez se entregaba más, siempre creyó que amar como Darcy en "amor y prejuicio" era la dirección correcta, y así lo es, claro, con personas indicadas.

Pasado un año se dio cuenta quien realmente era este hombre, un desperdicio más, tras darse cuenta de sus infidelidades y todo lo que hacía a su espalda, Felipe murió, se convencía a sí mismo que todo lo que él le había hecho era mentira, claro que muchos que pretendían ser sus amigos salieron en defensa de este hombre, pero solo eran sofismas saliendo de sus bocas.

Felipe murió, repito.

Disfrutaba a las personas, las usaba para su placer, luego las desechaba, creía que todo el mundo tenía un propósito, siempre habrá un manipulado y un manipulador, pero él prefería ser el manipulador. Entre sexo, alcohol y mucha fiesta, lo olvido por fin, claro que se "enamoró" un par de veces más, pero jamás como ese "amor Darcy" que quería, era distante y precavido, nada funcionó, claro.

Amor DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora