Capítulo 25. "Dentro y fuera".

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Uno a veces no necesita decir las cosas, para saber que las cosas están sucediendo, con ella me pasaba lo mismo, después de esa noche y de que ella se quedará dormida acurrucada sobre mí no tenía dudas.

Al despertar ella se fue con Santiago, así que tendría toda la mañana para mí, lo que me daba el tiempo de pensar, quizás ver a Tes y escribir algo, creo que puedo hacer algo bueno aquí. Abrí el pequeño cajón y saqué mi diario...

<<Inicio del escrito >>

La observé mientras doblaba por la esquina, Christina era tan sensual y juro que algo dentro de mí comenzaba a controlarme, me eché a correr detrás de ella. Cuando giré por la esquina, ella se estaba subiendo a un taxi, aceleré el paso y logré detener la puerta antes de que ella la cerrara.

- Espera...

- ¿Qué quieres? -arqueo las cejas. Ella se había cruzado de piernas y con esa falda tan diminuta, fue imposible no perderme en sus pantorrillas.

- ¿En serio no quieres una cerveza?

Ella sonrío, se recorrió de silla y comprendí que esa era su forma de responder. Subí a su lado y luego extendí una pequeña tarjeta al chofer del auto (de un bar de un viejo amigo), ella soltó una risa sigilosa, se inclino y le extendió otro papel, lo cual me desconcertó.

- Olvide esa dirección, llévenos aquí.

- Claro señorita -respondió.

- ¿Quieres sorprenderme? -dije, pero estaba segura de que había sonado bastante nerviosa y no era exactamente lo que quería aparentar.

Ella no respondió. Todo el camino fue extraño, una parte de mí quería aventarse por la ventanilla, otra quería comenzar a besarla ahí mismo. La verdad es que ni siquiera sé que estoy sintiendo realmente. El auto se estaciono y bajamos frente a unos edificios, la noche había caído de golpe y con ella el frío inminente.

Me sujeto de la mano, abrió la puerta, subimos por las escaleras a prisa. Finalmente caminamos por un corredor en el que las luces parpadeaban y un pequeño gato negro maullaba, lo sé, es demasiado tétrico, pero sentir su mano sobre la mía me calmaba por muy estúpido que suene eso. Estaba entregándome a una desconocida.

Abrió la puerta, tiró de mí y entramos. El lugar era bastante peculiar, casi todo dentro era en tonos oscuros. Se acercó a su refri y abrió un par de cervezas.

- ¿Tu departamento? ¿Está es tu manera de vivir sin límites?

- No exactamente -me extendió una cerveza.

- ¿Me trajiste aquí para tener sexo?

- No voy a tener sexo contigo si no quieres..., así que relájate -se dejo caer en el sofá.

- ¿Y si sí quiero? -pregunte como intentando que ella respondiera lo que yo quería que respondiera.

- Entonces solo tendrías que besarme, sería una buena manera de saberlo -me guiño el ojo.

Me senté frente a ella, observo cada uno de sus movimientos, ella es tan seductora que me provoca de una manera tan sutil como poderosa. Me pongo de pie y camino hacía ella. Veámoslo así, si tengo sexo con ella, no hay posibilidad de quedar embarazada. Por otra parte, en serio quiero descubrir lo que me pasa.

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