A veces odiaba que dudaras de mi,
pero después me di cuenta que era
no solo por mi, era por ti y tus
muy insípidas dudas de mi,
no recuerdo el número de veces de las
cuales logré serte fiel, tanto así como
recuerdo el número de veces las cuales
me canse de esperarte sentado horas y
horas en una banca, para después
enterarme que tenías frecuentes
visitas de un desconocido, por suerte,
de todas esas veces fiel.
Recuerdo que un caballero no tiene
memoria.