uno

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<editado>

Hola, me llamo Elízabeth Smith. Soy una adolescente de 16 años que vive, nuevamente, en Buenos Aires, Argentina.

Me había mudado un par de años antes de terminar la primaria. ¿El motivo? Yo era el blanco perfecto para las burlas de unos compañeros, sí, "ridículo", dirán. Pero como ya no soportaba las molestias, (me molestaban hasta en mi casa), nos tuvimos que mudar. Por suerte, en otra provincia.



Mi alarma sonó, indicando que era hora de levantarme e ir al colegio.  

Éste año volvería al colegio en dónde iba en primaria. Lo había dejado por el hecho de que me hacían bullying ahí. La verdad, no entiendo por qué. Pero bueno; "Pasado, pisado." ¿No?

Antes todo estaba bien, hasta que en tercer grado de primaria llegó un compañero nuevo, que al parecer llegó para hacerme la vida imposible. Él era una persona bastante molesta, comencé a odiarlo cuando mi mejor amigo comenzó a juntarse con él, y los dos comenzaron a molestarme a mí. Era una pequeña castaña, de ojos verdes con un pelo desastroso, un carácter terrible y bastante egoísta. ¿A quién no molestar, nada más ni nada menos que sólo a Elizabeth Smith?

Bueno, me cambiaron de colegio, y me fui a otra provincia. No era por exagerar ni nada, teníamos familia ahí, así que nos vino bien. Bueno, a  mi padrastro se le ocurrió que sería lo mejor, conocer más gente, y todo eso.


 — ¡Liz! — Oí gritar a mi mamá desde la planta baja dela casa, claramente, quería despertarme. — ¡Liz! — La verdad, no tengo ganas de ir al colegio. "Hazte la dormida." Pensé, sabiendo que no funcionaría.

 — ¡Ya voy! — Grité, para luego rodar mis ojos y bufar de una manera tan exagerada que hizo que mis labios vibraran. No quería ir al colegio, no quería volver a ver ese lugar. Y si me topaba con gente que conocía en primaria? No, gracias.

 — ¡Lisa! — Repitió, pero ésta vez, con un tono grave en su voz. Me pregunto si no le dolió la garganta. En fin, no quiero ir. — Elizabeth Smith, te quiero lista temprano. — Volvió a gritar, pero esta vez, con más naturalidad.


No quiero ir, pero recordé que soy niña mimada de mamá, así que, por lo tanto, me prepararía el mejor desayuno del mundo.

Rendida, me levanté y me arreglé. Pero piensen que todo es con pereza, por que, la verdad, era muy temprano. ¿Ustedes saben lo que es tener que hacer esto todos los días? Sí, seguro. Todos alguna vez nos levantamos muy temprano. En fin.

Bajé a desayunar, estaba mi mamá comiendo en el mesón de la cocina.


 — Hola, mamá. — Dije entrando a la cocina, fui directamente hacia una silla. Sabía que ella me iba a preparar todo. 

 — Buen día, hija. - Me respondió muy sonriente. Y me vuelvo a preguntar; ¿Qué le hizo mejorar el humor, si hace un rato me estaba gritando como si le hubiese usado todo su, amado, maquillaje?

Por cierto, sí, lo hice.

Ella es rubia naturalmente, pero de todas maneras sigue tiñéndose de un rubio más claro aún. A veces de gris, no sé. Tiene el pelo corto de los costados, y largo de arriba. Es algo pálida, y tiene unos ojos muy azulados. Pero muy hermosa a decir verdad.

Por si se preguntan, no, es obvio que no soy parecida a ella. Me parezco más a mi papá biológico.

Mi papá nos abandonó cuando yo tenía 5 años, sí, era muy chiquita, bueno. Se fué, no sabemos mucho de él. Pero ahora no me importa, mi padrastro me cae mejor. 

«True Love.» |Editando.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora