Capítulo 2- Eyes

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- ¿Crees que sea buena idea? -LuHan le preguntaba algo nervioso a su compañero y amigo de apartamento.

-Dijiste que quieres saber lo que significa trabajar como cualquier persona normal. -MinSeok dijo con una sonrisa.

-S-si pero no conozco toda la ciudad. Podría ponerme nervioso y olvidar todo. Imagina que llevo a otro lugar a algún pasajero. -Jugaba con sus dedos mientras se sentaba en la alfombra.

-Será fácil. Conoces la mayor parte de la ciudad y en caso de que lo olvides sólo marca la ruta en el GPS y listo. - Se acomodaba junto a él.

-¿JongDae esta de acuerdo? - Mordía sus uñas.

-Si. Además hemos querido visitar a nuestros padres. -Lo miró serio - Es una buena oportunidad para hacerlo. - Suspiró.

-De acuerdo. Si él no tiene ningún problema entonces yo tampoco. -Le sonrió.

-¡Perfecto! Se lo diré cuando regrese y el sábado puedes comenzar. ¿No te importa que sea una semana verdad? -Aplaudia como foca de circo y lo miraba esperanzado.

-No. Por mi esta bien. - LuHan lo miraba inocentemente.

-Entonces partiremos el sábado por la mañana y puedes comenzar a trabajar en la tarde. Tampoco quiero que te estreses. - Movia la cabeza de un lado a otro.

-Eso espero. Un trabajo durante las vacaciones es lo que siempre quise. -Y lo decía en serio.

Cuando regresaban de vacaciones, sus compañeros platicaban sus anécdotas 'conocí a una chica mientras entregaba un pedido', 'Era un señor realmente grosero', 'Era tan guapo, que casi le tiro el café encima'. Siempre escuchaba cosas que le hacían querer trabajar en lo que hubiera disponible. Además de que no podía decir que él se habia ido de viaje a Japón o habia ido al concierto de su grupo favorito. Podían tomarlo de presumido y no quería que lo trataran diferente si sabian que era rico.

-En serio me sorprendes. Mientras otros con tus posibilidades se dedican a viajar y hacer recuerdos, tú prefieres trabajar de taxista. - Extendía su mano para despeinarlo - Pero me alegra saber que tengo un amigo con los pies en la tierra.

-Gracias MinSeok. Pero ya sabes, sino lo hago ahora no podré hacerlo después. Mi padre nunca lo permitiría y después de las vacaciones regresaré a Beijing y no podré venir tan seguido. - Su voz sonaba un poco triste.

-Te extrañare pequeño ciervo. - MinSeok se acercaba a él.

-También yo. - Ambos se abrazaron fuertemente.

-Pero debes prometerme que vendrás a visitarme cuando tengas tiempo. - La voz de MinSeok comenzaba a temblarle. Signo de que comenzaría a llorar en cualquier momento.

-Y tú que irás a visitarme. Tengo tantos lugares a los que me gustaria llevarte.- LuHan lo abrazaba más fuerte.

-Lo haré. Y espero que JongDae acepte ir conmigo. Ya vez que su trabajo lo tiene embrujado. - MinSeok soltó una pequeña risa.

-Lo sé. Pero sabes que ambos son bienvenidos. Mi casa es su casa.

-Dile eso a JongDae y cuando conozca dónde vives no querrá volver a Seúl. - Se separaban poco a poco.

-Lo haré. -LuHan se limpiaba las lágrimas que se le habían escapado.

Se tiraron en la alfombra y comenzaron a recordar el cómo fue que se conocieron y llegaron a ser tan buenos amigos. Las risas y el llanto de ambos llenaba el lugar.

LuHan había culminado el instituto y tal como le dijo a su padre, volvería a Beijing para estudiar la universidad. Era hijo único, su madre hubo muerto mientras le daba a luz. Su padre no volvió a casarse y se dedicó en cuerpo y alma a criarlo hasta que LuHan decidió estudiar el instituto en Seúl. El negocio de su padre creció y se volvió dueño de una de las empresas de cosméticos más grandes de Beijing. LuHan amaba a su padre y por esa razón habia decidido seguir sus pasos y hacerse cargo del negocio cuando llegara el momento. Y ahora iba a pasar su último mes en Seúl y quería experimentar lo que es ganarse la vida con su propio sudor.

TAXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora