Sexto acorde.

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一¡Bienvenidos a Los Ángeles!

La exclamación alegre de la bonita y amable mujer que los recibió en el hotel donde se quedarían los próximos días hizo que tanto Bahiyyih como Lea soltaran chillidos emocionados por la sencilla mención de tal destino.

California. Lo primero que cruzaba la mente de los jóvenes al mencionar aquel estado eran las grandes letras Hollywood en el monte Lee, el muelle de santa Mónica, los potentes y en cualquier otra situación irritantes treinta grados que caracterizaban el lugar, los diferente lugares turísticos y fascinantes hoteles en la ciudad en donde en tan solo un par de días un nuevo artista haría historia, quizás no nacional o mundial pero sí relevante para nosotros.

Kai, por otro lado, no podía hacer más que sostener la cantidad infernal de bolsos de sus hermanas con una expresión de fastidio mortal mientras deseaba intensamente un helado de maní.

¿Qué llevaban ellas en sus maletas y por qué debería cargarlo él?

¡Apenas había llevado un llavero de peluche porque no le dejaron llevar todos los que quería! Ni siquiera eran tantos, quizás... Dos o tres, tal vez catorce, ¿Quién sabe?

"Es para poder dormir bien" había argumentado él mientras intentaba guardar un cuarto peluche en su maleta, uno el cual no entraba con toda las cosas que llevaba allí.

"Si no puedes dormir te damos un somnífero y ya" le había respondido Lea a la vez que sacaba los peluches de su hermano para colocar cosas de mayor utilidad.

Aguafiestas.

El hotel en el cual habían logrado reservar gracias a los ahorros de Lea y Beomgyu no era muy caro, estaba en un punto justo para ver varios de los puntos turísticos más conocidos de la ciudad sin mucho problema, no estaba lejos del lugar del concierto y era visualmente agradable además de contar con un servicio bastante amigable que difícilmente podría caer mal.

Las hermanas Huening estaban recibiendo indicaciones con emoción, era la primera vez que se encontraban fuera de la isla sin la presencia de sus padres y no podían evitar exteriorizar su estado de ánimo, se sentían tan independientes que era como tener veintitantos y vivir en una comedia actual. Beomgyu estaba recién entrando a recepción luego de haber dejado el auto que habían alquilado al llegar, miraba con una sonrisa divertida a los hijos de la familia ya mencionada, el rostro de Kai era tan contrastante con el de sus hermanas que hacía muy complicada su misión de no reírse.

一¿Necesitas ayuda? -Le preguntó el mayor al castaño en cuanto llegó a su lado, una diminuta risa escapando de sus labios aunque no quisiera.

El más alto lo miró, su cara fastidiada no había cambiado en lo más mínimo aún después de haberle entregado dos maletas al contrario para aliviar su carga.

No les voy a mentir narrándoles que Kai jamás quiso salir de la isla. Por supuesto que quería, incluso algunas veces había pensado viajar a donde sus abuelos en Brasil o donde su tía en Corea del Sur, la diferencia era que ese viaje en particular era prácticamente obligado y estaba mentalizado de que no podría hacer nada de lo que tenía planificado para sí mismo a menos de que se separara del grupo, cosa que no tenía permitida hacer ya que claramente le había prometido a su madre mantenerse con Lea y si se movía aunque fueran veinte centímetros en el sentido contrario, esta misma le diría a la señora.

Qué aburrido todo.

Eso fue lo que pasó por la mente del castaño cuando su hermana menor llegó dando saltos, meneando su largo cabello de lado a lado y con una tarjeta que tanto Beomgyu como él reconocían como la llave a la habitación correspondiente.

一Tenemos la habitación quinientos cinco. -Afirmó Bahiyyih mientras movía de un lado a otro la tarjeta de acceso a la habitación mencionada, sus comisuras estando tan elevadas que asustaban al azabache.

『 English Love Affair 』» SookaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora