"- ¿Si pudieras cambiar el pasado, lo harías?
- Solo si de esa manera puedo seguir teniendo un futuro a tu lado."
Cuando todo se derrumbó, tuvo que renunciar a lo que conocía, el mundo que a sus pies se iba cayendo lo empujó a retroceder 10 años en...
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Habían pasado un par de semanas desde que Kaito se había encontrado con el Shinichi del presente, desde entonces aunque las conversaciones se mantuvieron, se convirtieron en algo un poco más, ¿seco? No podía explicarse aquel repentino cambio en su relación, pero lo justifico con la posible carga de trabajo que el Detective podría estar teniendo, así mismo, el Shinichi del futuro también tenía un comportamiento algo apagado y que cada que trataba de averiguar la razón siempre respondía con un "No es nada, no te preocupes".
Por su parte, su gran plan de declaración se había estado alargando por un tiempo debido al factor: exámenes y falta de coraje, no tenía ni la más mínima idea de cómo abordar a la chica y mucho menos en esas circunstancias cuando su mente solo podía pensar en no perder ningún examen o su madre lo mataría.
— Has estado suspirando mucho, Kuroba-kun — Mencionó Akako con aquel tono de narcisismo que siempre utilizaba al hablar y al que se encontraba ya acostumbrado.
— Solo estoy algo cansado, los exámenes me están matando — Respondió completamente recostado en su pupitre.
— Y sin embargo, eres de los alumnos con mejores calificaciones.
Aoko apareció en su campo de visión tras decir aquella oración, él la miro con fastidio, que sea uno de los mejores estudiantes no significaba que no se aburriera de estar pegado a un libro para memorizar los temas a pesar de su facilidad de comprensión.
— Anímate, este viernes será el último examen y estaremos libres — Dijo la chica de cabellos castaños con optimismo.
Kaito cayó en cuenta que finalmente quedaría libre de deberes por un tiempo, por lo cual, sería la ocasión perfecta para confesar sus sentimientos. Se reincorporo rápidamente en su silla llamando la atención de ambas chicas quienes le miraron extrañadas por la rara sonrisa que el mago había puesto, como si un golpe de energía hubiera azotado repentinamente su cuerpo.
Sobreviviría a la semana, acabaría sus exámenes y tendría todo un fin de semana para planear la mejor y más original declaración que el mundo haya visto.
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