38. Lo que ellos no vieron.

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Lumon (2/?)

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Ella yacía junto a él en su cama, con los brazos envueltos alrededor de la almohada y la espalda desnuda subiendo y bajando mientras dormía, las sábanas apretadas alrededor de su cintura

Simón se mantuvo despierto a pesar de su propio cansancio, observando la forma en que las pestañas de Luna chocaban contra su nariz mientras soñaba, habiéndose quedado dormida casi inmediatamente después de terminar... todavía no podía comprenderlo, una mujer que en numerosas ocasiones había negado tener sentimientos por él, ahora dormida en su cama después de una de muchas noches de sexo? ¿Cómo diablos sucedió eso?

Después de esas miles de veces en las que Luna negó tener sentimientos por él, Simón tuvo que enfrentarse a la verdad: estaba enamorado. De su mejor amiga.

Se dijo que después de lo de Ámbar no permitiría que cualquier mujer incluso si aparecía escasamente vestida lo enredara en su telaraña. Pero luego llegó la noche. La noche en la que Luna se sentó a su lado y se burló de él. Cuando ella hizo su pequeña propuesta y se confesó, él sabía que debería haber dicho que no y lo intentó, ¡realmente lo hizo! Pero al final, ¿cómo podría resistirse? Era una especie de hombre sumiso. Qué humillante.

Esa noche volvió a tenerla en sus brazos, y esta vez ella estaba dispuesta. Cuando la acorraló contra la cama y la besó, estaba seguro de que su corazón iba a explotar. Cuando ella arqueó la espalda y pidió por él, pensó que se desmayaría.

Y ahora aquí estaban, tiempo después y acostados uno al lado del otro después de su más reciente encuentro sexual.

¡Bah! Si no hubiera corrido el riesgo de despertarla, se habría reído a carcajadas por lo absurdo de la situación. ¿Terminaría siempre en relaciones inesperadas como le sucedió con Ámbar?

Y ahí estaba otra vez. Tuvo que regañarse a si mismo por atreverse a pensar en ella nuevamente.

Aunquese vio obligado a salir de su pensamientos de golpe, cuando sintió que alguien se movía sobre la cama. Era Luna, naturalmente.

— ¿Por qué estás despierto?, ¿no has dormido nada?

— No es nada. Solo he estado penando algunas cosas últimamente, el trabajo, ya sabes.

— ¿Estás seguro que solo se trata de eso? — Ella hizo una pausa y se inclinó hacia el buró junto a la cama para revisar su celular.— Son casi las tres, ¿no se supone que sales a trabajar en dos horas?

— Lo siento.—  dijo en voz baja — Tengo un poco de insomnio, no es nada.— Podía sentir que ella sabía que estaba mintiendo, pero también podía leer la tensión en su cuerpo. Se agachó para besar su frente, acariciando tiernamente el punto blando debajo de su cabeza como a ella le gustaba.

—  No creo que sea eso. —   reflexionó en voz baja.

— Luna. — cerró los ojos. — No quiero hablar de eso. No esta noche.

— Si no te presiono. —  le dio un suave codazo — Nunca lo harás.

— Lo sé. —  respiró con mesura.— Yo solo... no quiero hablar de eso. Además, no es solo eso, es solo... mi mente siempre está en varios lugares a la vez. Siento que te esté afectando. No lo sé, quizás hay algo mal en mi.

— No creo que haya algo malo contigo. Pero creo que es algo de lo que tenemos que hablar, cuando estés listo.

— Sabes que no eres tú. —  la miró — ¿verdad?

Hermosas Consecuencias [𝐌𝐀𝐌𝐁𝐀𝐑 𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐃𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora