If you do || Min Yoongi|| Bts Fanfic

Capitulo 2

No había un lugar que me hiciera mas feliz que el super mercado. 

Las cortas y pegadizas cancioncitas que había en la sección de carnes eran geniales para levantar el ánimo. Me encontraba con Yuri y con la tía Sol caminando por el pasillo de verduras y frutas, yo era la encargada de pasear el carrito por el establecimiento mientras Yuri se encargaba de seleccionar unas papas y la tía unas cebollas.

A pesar de tener un huerto lo suficientemente grande para plantar de todo la tía seguía viniendo a comprar las verduras y ese tipo de alimentos en este lugar. En los altavoces podía apreciar el sonido de una canción de Girls generation, BigBang, Exo, entre otros, en este caso Coffe de Bts había comenzado a sonar y mi hermana no tardo en encender la linterna de su celular y comenzar a agitar sus manos como si estuviese en un concierto, siempre hacia eso cada vez que sonaba alguna canción de un grupo de K-pop.

—Cada una puede llevar algo, no me hagan gastar una millonada y recuerden meter algo para su hermana— y antes de que la tía cambiara de opinión Yuri y yo salimos corriendo.

Sabia a donde iría ella, la pequeña farmacia que había adentro era como un santuario para ella para comprar maquillaje y cremas con las tres "B": Bueno, bonito y barato. Mientras que yo iba a mi santuario el cual era el refrigerador en donde estaban los Nuggets de pollo, y luego de coger una bolsa de ellos y de papas fritas me dirigí hacia el pasillo en donde estaban las galletas y demás chucherías.

Había guardado unas donas, unas galletas de chocolate, unos panecillos con caramelo en el carrito, solamente faltaban las oreos de chocolate y podría ir en busca de la tía. Había recorrido de un lado a otro el pasillo de las galletas sin verlas en los estantes. Hasta que pedí a una divinidad que me iluminara el camino hacia ellas y fue cuando vi a un chico coger una del estante de arriba, genial Minki, eres un genio.

Y tenía dos opciones: La uno era pedirle a esa persona que me pasara un paquete, y la opción dos era buscarla por mí misma. Y como realmente era tímida y el hablarle así a una persona no se me daba, la opción dos se había convertido en la única opción. Por más que estirara mi cuerpo me era imposible llegar al último estante, en estos momentos me preguntaba porque Dios me había dado una estatura tan baja, mi metro sesenta y cuatro no era suficiente como para llegar de una estirada a las oreos.

Sabía que el montar un pie en el primer estante y hacer impulso con el otro no iba a terminar bien cuando mi mano se deslizo en el aire sin siquiera coger el paquete de galletas simplemente esperaba el sonido de mi cara siendo golpeada por el sucio piso, ya me veía con un escandaloso moretón en el pómulo, pero el golpe nunca llego, solamente sentí una presión en mi brazo y al abrir mis ojos unas vans negras se atravesaron en mi vista. No tarde mucho en incorporarme y enfocar mi mirada en mi salvador.

Era un chico, no sabría decir de que edad era puesto a que había un perjuicio en que los asiáticos no envejecíamos y solo tengo que decir que eso solo pasa en algunos casos. Tenía el cabello azabache cubriendo su frente en una maraña algo despeinada pero elegante, la mayor parte de su cara estaba cubierta con un cubrebocas, era un poco (bastante) más alto que yo, tenía una piel de un tono envidiable y a su lado estaba una chica que, en mi punto de vista, era un espectáculo de mujer.

Basta Minki, el lesbianismo no puede salir a la luz cuando estabas a punto de morir.

Por mi cuerpo una especie de corriente eléctrica fue recorriendo desde mi brazo (el cual aún no había sido soltado) hasta recorrer cada parte de mi cuerpo y erizar los pequeños vellos en mi nuca. Al darse cuenta de que no me había soltado aun quito su mano lentamente, y sus ojos... eran realmente enigmáticos.

—¿Querías unas de esas? — pregunto amablemente con voz amortiguada.

—Eh... Si— dije entre balbuceos.