6. Una carta de bienvenida

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CAPITULO 6.

El castillo tenía varios pasadizos que gracias a los ventanales estaba iluminado la hacía perderse más porque parecían iguales, había 25 escaleras, la mayoría eran algunas amplias y despejadas, peor al ir subiendo están se volvían pequeñas y resba...

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El castillo tenía varios pasadizos que gracias a los ventanales estaba iluminado la hacía perderse más porque parecían iguales, había 25 escaleras, la mayoría eran algunas amplias y despejadas, peor al ir subiendo están se volvían pequeñas y resbaladizas que le había caerse para atrás mientras escuchaba como risas como si las escaleras se burlaran de ella. Otras tenían huecos que tenía que ejercen una gran fuerza para sacar el pie de ahí. Después, había una puerta que servía para engañar a las personas, se hacía parecer una puerta para que cuando quisieras pasar te dieras un fuerte golpe a la pared haciendo que la supuesta puerta brille y desaparezca.

También era muy difícil que te acordaras donde estaban las cosas porque cambiaban de posición constantemente, Ailee se encontraba por un pasillo vio que un cuadro de un frutero le salían patas de madera y se iba caminando tranquilamente por el pasillo. Las personas de los retratos tampoco ayudaban, un señor con un traje de marinero y tenía una espada en la mano le había engañado cuando Ailee le pregunto por el lugar donde era el comedor. En vez de llegar ahí entro a una habitación que tenía cuadros marinos donde pudo observan como las personas de un retrato largo peleaban contra un pulpo gigante.

—¡Niña que haces aquí!

—No ves que estamos en medio de una batalla épica—le grito otro hombre, que tenía un parche en el ojo y sacudía la espada como loco hacia el pulpo gigante.

—Solo quería saber dónde estaba el comedor.

—A tu derecha, derecha.

—No tonto, es a la izquierda.

No sabía si se referían al lugar donde estaba el comedor o si se comunicaban entre ellos para vencer al pulpo gigante, quien con sus tentáculos agarraba a los hombres y los movían los el aire. Sin decir nada se dio la media vuelta y emprendió camino hacia la izquierda.

Siguió caminando por los pasadizos mientras escuchaba como la gente de los retratos se movían y empezaban a conversas entre ellos. Había llegado a un pasillo donde solo estaba una puerta grande de madera oscura, tenía diseños de hojas y flores imprentadas en esta, empujo al puerto y lo que estaba dentro la dejo maravillada. En las paredes tenía colgados jarrones de tamaños y colores con varios tipos de plantas, unas de ellas eran largas y se estiraban hasta las ventanas de arriba para llegar al sol. Un jarrón grande y azul tenía una flor grande de color rosado que cuando los pétalos se juntaban formados una boca tosió soltó un polvo rosado que cayó encima de una pequeña criatura haciéndola que se desmayara.

Tenían el cuerpo pequeño, como el tamaño de una mano, y de contextura delgada haciendo que su cabeza sobresalga por lo grande que era, sus orejas eran largas y puntiagudas, los ojos morados y grandes como uvas observaban preocupado el polvo rosado y llevaba puesto un conjunto de ropa a su pequeña medida. Se cubrió su pequeña nariz mientras con una hoja trataba de votar el polvo rosado, Ailee al ver eso con sus manos lo ayudo hasta que todo el polvo se fue.

Reinos Opuestos   (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora