— Bakugou, tú serás con Midoriya.
¿Qué? ¿Había escuchado bien?
Había pasado una semana desde el comienzo de clases, más específicamente desde que el compañero nuevo había aparecido.
De todos los compañeros que tenía le había tocado el discapacitado, a quien por cierto no soportaba. De alguna u otra forma pasó de intentar ignorarlo, a odiarlo. Llevaba todo el día una libreta en donde le escribía cosas a todo el mundo, con esa horrible caligrafía perfecta.
Jamás cometía errores ortográficos, ni siquiera se confundía de kanjis, el chico era realmente un nerd.
— Y una mierda, lo haré solo.
— ¿Qué dijiste Bakugou, que querías irte a detención por una semana? No estás hablando con tus amigos, no voy a tolerar que me faltes el respeto.
— No haré el trabajo con el enfermo —Dijo con agresividad.
El peliverde bajó la mirada con tristeza, recordando de pronto la cantidad innumerable de veces en donde alguien le decía que no quería hacer un trabajo con él. También haciendo memoria de las veces que se cambió de escuela debido al acoso escolar.
No era la primera vez que alguien le decía enfermo, de hecho estaba acostumbrado a los apodos que todo el mundo le ponía.
Él no tenía la culpa de sufrir de esta discapacidad, que pese a no haber nacido con ella, ahora debía vivir con ese pequeño detalle.
De pronto sentía los ojos escocer, justo como cuando iba a largarse a llorar de manera silenciosa.
— Dos semanas de castigo —Señaló Aizawa, dándose vuelta al pizarrón para continuar con la clase.
— ¡Maldición! —Gritó, siendo ignorado por el profesor y también por otros compañeros.
Y como si el humor del rubio no pudiera empeorar, una nota con letra temblorosa apareció en su pupitre.
"Lamento que te hayan asignado conmigo, pero demos lo mejor de nosotros, ¿si?".
Katsuki tomó el papel entre sus manos y lo arrugó con fuerza, lanzándoselo al mismo chico justo en el rostro, solo para después mostrarle el dedo del medio y seguir con lo suyo.
Midoriya se limitó a recoger el papel, guardándolo en su bolso para luego poder ir a depositarlo al basurero.
Quería pensar que el rubio era así y que realmente no tenía nada en contra de él, pero desafortunadamente con el paso del día descubrió que quizás sí era una bronca injustificada hacia su persona.
— Eso no fue muy masculino, bro —Dijo Kirishima mientras comía un pan de melón que había comprado en el quiosco.
— Me importa una mierda, el imbécil tiene que aprender a que no soy su amigo.
— ¿Y cómo harás el trabajo con él?
— Lo haré solo, no pienso tener que juntarme con él.
— Hablando del rey de Roma —dijo Kaminari mientras sorbía de su jugo de manzana.
El peliverde estaba frente a ellos con su libreta de notas, al parecer tenía algo escrito en ella, pues se mostraba nervioso de enseñarla.
— ¿Qué pasa Midoriya? —Preguntó Kirishima con una sonrisa amable. A él no le desagradaba el chico nuevo, en verdad no le desagradaba nadie.
— ¿Quieres conversar con este malhumorado? —Habló Denki mientras ponía ambas manos en los hombros de Bakugou.
El chico asintió con timidez, dando vuelta su libreta para mostrar el mensaje.
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Dímelo con señas.
Roman pour AdolescentsLa llegada de un nuevo compañero trajo consigo dudas en Katsuki, sobretodo por el hecho de no poder entenderle del todo. No quería ser agresivo con él, ni tampoco sentía la necesidad de ser un bruto. Quería protegerlo. Aunque pareciera todo lo contr...