(Capítulo con contenido sensible)
- ¿Qué estás...?
Las palabras de Izuku quedaron ahí, a mitad de señas en cuanto vio a Mineta jugar con aquel gatito que, gracias a la aprobación de su madre, hoy podría llevarse a casa.
- ¡Midoriya, oye!
La sonrisa que tenía el de pelo morado en los labios era todo lo contrario a una amistosa. Y es que de amigos no tenían nada.
Por varios motivos el pecoso tuvo miedo.
- Quería disculparme por cómo te traté en la escuela, eso fue muy malo de mi parte.
Mineta avanzó con el gato en brazos.
- Pudimos haberlo conversado, ¿cierto?
Midoriya retrocedió. Su labio inferior se veía muy maltratado a pesar de que solo habían pasado un par de minutos desde que su conversación con Mineta había comenzado.
- No era necesario que fueras como un perrito faldero a contarle todo a Bakugou.
Un chillido hizo que las piernas de Midoriya se detuvieran de pronto, dejando de retroceder ante cada paso que daba el otro.
Y es que el miedo se detuvo apenas fue consciente de que el más bajo había tomado al gato del pellejo. No como lo haría un veterinario, ni una mamá gata. Lo había agarrado de forma errónea y brusca, tanto así que el gatito había chillado de dolor.
- Mineta, por favor...
El chico sonrió con sadismo.
- No entiendo tus jodidas señas... pero si eres tan inteligente entenderás que no estás en posición de exigirme nada.
- Dame al gato, no le hagas daño.
- Dije que no te entendía -Gruñó y le dio un tirón al gato- Vas a dejar la escuela.
¿Qué?
-No pongas esa estúpida cara. Desde que llegaste sólo me has dado problemas, por tu culpa estoy suspendido.
- Eso fue porque...
La mirada enojada que le dio Mineta fue suficiente para que Izuku dejara de intentar comunicarse.
- Vas a hablar con tus jodidos padres o con la mierda que sea que vivas y no vas a volver a la escuela, ¿entendiste?
Iba a replicar cuando entonces...
- O este pequeño amigo, al que al parecer has estado cuidando, se irá directo al infierno.
¿Había escuchado bien? ¿No fue un problema de su audífono?
Avanzó un par de pasos hasta que Mineta levanto al animalito sobre su cabeza, logrando que chillara más fuerte.
Esto... no podía estar pasando.
Izuku pensó en todas las veces que había sido intimidado, las veces que se rieron de él e incluso los momentos en que le dijeron que tal vez debería suicidarse y así la próxima vez que naciera podría oír y ser normal.
Todas esas veces salió lastimado, herido, triste y con ganas de cumplir lo último: de suicidarse. Pero jamás alguien había puesto la vida de un tercero de por medio. Y aunque fuera sólo un gatito, él no merecía sufrir.
Pero tampoco podía dejar la escuela.
- Suéltalo -Los movimientos de sus manos fueron toscos y violentos.
Midoriya pocas veces era agresivo, de hecho su forma de ser tenía mucho que ver en cómo las cosas que le habían pasado en su vida modificaron su personalidad. Sin embargo habían cosas que lo sacaban de quicio.
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Dímelo con señas.
Novela JuvenilLa llegada de un nuevo compañero trajo consigo dudas en Katsuki, sobretodo por el hecho de no poder entenderle del todo. No quería ser agresivo con él, ni tampoco sentía la necesidad de ser un bruto. Quería protegerlo. Aunque pareciera todo lo contr...