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Toda la vida de Yoongi había consistido en escuchar la palabra "raro", "tonto" y "monstruo".

Ya de pequeño supuso un dolor de cabeza para su familia por ser un hijo bastardo y encima "defectuoso". Ni siquiera pudo ofrecer a su madre la ansiada sonrisa social, aquella importante y primera sonrisa que indicaba que el bebé podría comunicarse. No fue así.

Los médicos aún sospechando diagnósticos calmaron a la mujer y le pidieron que le diera tiempo. Pasado este y con él, los primeros años de vida del niño, había llegado a tener varios problemas a la hora de comunicarse con el resto de niños de su edad. En especial porque no quería hacerlo, se aislaba, jugaba solo, y leía cosas que al resto poco les importaba A menudo, escucharlo hablar era como escuchar a un "niño viejo", a un adulto encerrado en el cuerpo de un pequeño niño.

Las cosas no mejoraban, y pronto encontrar al jovencito con pequeños golpes parecía un mal hábito. Su madre no dejaba de achacarle toda la culpa, de regañarlo aunque aquello no tuviera el mayor efecto en el pálido niño, quién continuaba siendo callado, monótono y sin talento especial que no fuera más allá de su retentiva y fascinación por las estrellas y el espacio.

A medida que creció los médicos de aquel pueblo lo diagnosticaron como asocial , aseguraron que solo sería una etapa, o tal vez falta de atención. Desde luego no fue así.

Para algunos profesores Yoongi era como el alumno perfecto, algo pedante si le interesaba algún tema en concreto, pero a la vez alguien fascinante. Desde luego solo se interesaban por lo que el joven chico podría ofrecer, pero no les importaba lo más mínimo la persona. Ni un poquito. Y eso no había cambiado ahora.

Tras la muerte de su madre, y con la visita de su hermano mayor Seokjin, la familia se sorprendió al ver que el chico de tez nívea a penas y se había inmutado. Entendió que era triste perder a su madre, pero no el porque la gente guardaba luto y decía apreciar a aquella mujer, que de lejos era una persona basta y egoísta. Palabras que aprendió de las vecinas, de las mismas que lloraron su muerte. Para Yoongi era inconcebible entender todas esas lágrimas y sollozos. Ni siquiera su hermano se salvaba si lo pensaba bien. ¿Donde había estado todo ese tiempo?

La actitud del chico llamó la atención de Seokjin quién se puso en contacto con un amigo que además era médico en Seúl y este dio con el diagnóstico exacto. Síndrome de Asperger, un trastorno del desarrollo que afectaba todos aquellos campos que se habían manifestado en su vida; la comunicación verbal y no verbal, inflexibilidad de su pensamiento, su desarrollo en la interacción social, o sus pequeños intereses exclusivos que lo hacían obsesionarse .

Para Yoongi supuso comodidad darle un nombre a lo que le había ocurrido, saber que no era ''raro'' , ''tonto'' ni un ''monstruo'', que solo era distinto a las personas a su alrededor y que podía ser él mismo porque no había nada malo en serlo. Al menos eso le repetía Seokjin siempre, quién se convirtió en su tutor y lo llevo a vivir con él.

En nada de tiempo Seokjin ayudo mucho a su hermano, lo doto de un espacio que Yoongi decoró a su gusto, entró a una universidad muy buena que tenía ayudas para personas como él. Tuvo el mejor apoyo de psicóloga y psiquiatra, y era muy consentido.

Que aunque no era recomendable que así fuera, Seokjin igualmente lo hacía, no pudiendo decirle que no al chico a nada que quisiera, porque de alguna forma se sentía mal y quería velar por él.

Yoongi poco a poco aprendió a conocer mejor las intenciones de las personas gracias a las explicaciones reiteradas que le brindaba su hermano, explicaciones que iban desde las formas básicas de interacción social hasta lo complejo, aunque esto último no lo entendía completamente.

Desde luego algo que le costaba bastante era entender las causas de las emociones. ¿Por qué la gente lloraba por regalos? Seokjin le dijo, que era porque estaban muy sorprendidos y conmovidos. ¿Por que la gente se enfadaba tanto si alguien se colaba en la fila? Aparentemente porque hay un contrato no firmado en el que las personas se deben colocar por orden de llegada.

Y así muchos ejemplos cotidianos, por eso siempre terminaba callado tratando de entender el comportamiento de ciertas acciones que tenían las personas. La gente del pueblo era tan distinta a la de la ciudad, y mucho más cruel aunque Yoongi no lo notara o no lo sintiera así.

La excepción, fue Hoseok, un chico que conoció cuando salía de su primer día de universidad, ambos coincidieron en una tienda en la que el pálido debía comprar ramen y un té porque debía quedarse más tiempo en la facultad, un problema con la cajera hizo salta a Hoseok para defender al chico, y así formaron una amistad. El chico de sonrisa generosa y amabilidad era su primer amigo más allá de su hermano, y eso le hacía bien a Seokjin , más era algo indiferente en Yoongi.

Por eso conocer a Jungkook fue tan significativo. Tenía ganas de verlo, como si quisiera grabarse su rostro y dibujarlo en su mente, quería recordar cada detalle y admirarlo. Incluso lo que no le gustaba, como sus tatuajes o que siempre estuviera sonriendo. Quería entenderlo y descubrir todo lo que le habían dicho que era estar con otra persona.

Y se había molestado tanto cuando se dio cuenta que le gustaba aquel chico. ¿Por qué todo estaba mal con él? Se debatió varias veces. Pero no había nada malo, Jungkook se lo había dicho, y él había investigado para ver si el castaño no le estaba mintiendo. Su atracción era real, le gustaba y estaba bien. Ahora solo quería descubrir que tan intenso podía sentirse con Jungkook, que tan bonito era aquello que el resto llamaba amor.

Cuando salió de su habitación después de terminar su sonata favorita, apagó el altavoz y fue en busca de Jungkook, a quién encontró sentado en la alfombra cabizbajo, y del que solo escuchó sollozos.

—¿Por qué lloras?— Se sentó a su lado.

— No es na...—recordó su conversación con Namjoon.—tengo pensamientos tristes Yoongi y me siento triste porque no sé si podré ser lo suficiente para ti. Pero quiero hacerlo, quiero intentarlo...solo que no se si te haré daño sin quererlo. Y eso me pone muy triste.—Alzó su cara y Yoongi se acomodó entre sus brazos junto con Bechamel.

—Tu cara no es tan bonita triste. — se abrazó con los brazos fuertes del chico y soltó un sonoro suspiro—Me siento muy cómodo.

Jungkook besó su cabello y lo arrulló en sus brazos mientras Bechamel ronroneaba en los brazos de la pareja.

—Mañana viene tu hermano y tengo que hablar con él, además es nuestra última noche juntos...porque tendré que regresar con Jimin.

— ¿Entonces ya no nos veremos?

—Sí lo haremos, y tendremos citas...voy a esmerarme en encontrar un trabajo para poder alquilar una habitación o algo...y que me puedas visitar, porque ahora mismo vivo en el sofá de Jimin. —Se sonrojó.

—Vive con nosotros.

—No Yoon, pero gracias por decirlo.

Para quitar el ceño fruncido del chico y los quejidos por el berrinche dado Jungkook empezó a besarlo y abrazarlo con todo su cariño hasta que el pálido cedió a su tacto y se acurrucó pidiendo caricias.

Lonely | KookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora