Capitulo 9 Reunion imperial...

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Capitulo 9 Reunión imperial

"...Él es un recuerdo en cual reaparece día tras día en mi memoria...él es quien ha estado a mi lado todo este tiempo...no me ha dejado sola...él combate por un futuro...él me alienta a seguir adelante a pesar de lo que pase...él...son dos...y yo...solo tengo un corazón..."

El día resplandece los truenos y relámpagos, de hecho me da miedo solo con escucharlos, pero tengo que estar aquí, mi alma duele y mi corazón al ver sufrir a otras personas, luego de dos años de la partida de los soldados a la guerra, la espada de Dan ha regresado sin él, pereció en la batalla, Tsunade trata de no romper el llanto, pero el sonido fuerte del ambiente se mescla con su dolor y a pesar de todo no pasan inadvertidos, Obito me abraza apegándome a su cuerpo, para cubrirme con su capa y brindarme calor, ahora me encuentro un poco mas alta, ya tengo una estatura prudente pero aun sigo siendo pequeña de estatura, también mi cabello, él me aconsejo que me lo dejara largo, ya que dijo que se me veía bonito, ahora me puedo peinar cambiando algunas cosas de mi, comienzo a utilizar maquillaje ligero, quiero verme bonita, me ha dado mas confianza esto últimamente, pero ahora y no me importa, que este se estropeara, no puedo dejar de llorar, el llanto de ella me causa mucho dolor, no puedo imaginar perder a alguien de quien amo, o perder a Kakashi, es algo que de verdad me causa mucho dolor

Las cartas que le enviado al emperador nunca llegaron a su destino, habian unos soldados corruptos que deseaban que esta guerra no acabaran quedando en prisión y ahora bajo la pena de muerte ya que Tsunade es quien los custodia, en mi cumpleaños, Kakashi me envió mas obsequios, lo que me hace muy feliz, no me ha olvidado, con una nueva carta, Pakkun esta mas grande pero no lo suficiente, aun es pequeño, creí que seria mas grande pero solo se acurruca entre mis brazos, sin embargo, al ver los obsequios, Obito solo se mantuvo distante, tanto que ni si quiera estuvo presente en la recepción, solo se dedicaba a cuidarme desde lejos, excusándose que me daba espacio para mi vida social

Mañana iré con el emperador, para hablar de política, pero será una leve fiesta de bienvenida a nuevas ideas, solicitando que sea una fiesta de mascaras, es un alivio, Obito puede ir conmigo, solo yo pude ver su rostro hace dos años como única vez, no entiendo como lo acompleja tanto esa situación, aunque no es el único escolta que tengo, Kiba y Shino me cuidan cuando él se encuentra de descanso, en un principio se molesto, pero le ordene que tenia que descansar, terminando entendiéndolo, y ahora somos grandes amigos, nosotros tres, pero esta misión, tengo que ir con Obito no tengo otra opción

Esa fue una de las pocas noches que no lograba dormir desde que se fue Kakashi de mi vida, me pregunto si esta pensando en mi ¿Por qué debería de preocuparme? –lo extraño...-suspire cubriéndome el rostro con mi almohada, para luego abrazar a mi muñeca, no se cuanto tiempo estaré con esta incertidumbre de saber que pasara con mi futuro, ese es mi miedo cuando regrese, que ya no le importe a mi esposo, en medio de todo esto, mi padre desde el día que me case no me ha venido a visitar, si mi padre no me quiero ¿Por qué me querría mi esposo?, soy un completo fracaso...

-no lo eres Hinata...-suspiro una voz desde su balcón- no eres un fracaso...

A la mañana siguiente...

Las sirvientas, llegaron temprano a la habitación de la joven, sacándola de la cama pesadamente para poder alistarla para reunirse con el emperador, la fiesta se realizaría al crepúsculo del atardecer, pero aun quedaban muchas cosas por hacer, principalmente, en vestido, maquillaje y peinado, lo peor es que solo podía comer bocadillos pequeños o de lo contrario le regañaban, ya que podía ensuciar sus prendas y comenzar todo de nuevo, la tina con las mejores esencias, jabones y aceites, prendas bordadas de oro y horquillas de plata, ya tenia quince años, era una joven mujer muy bella, había cambiado lo suficiente, en anatomía que incluso muchos hombres lograban voltear con su solo andar por los pasillos, solo que nadie se le acercaba, no por el anillo el cual ya colgaba en su cuello en una pequeña cadenita, sino por la atmosfera que expresaba Obito ante ellos como una amenaza latente

Candidatos para mi esposa...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora