Paso el día tumbada en la cama de un hotel con mi hija al lado. Jugamos, nos miramos y nos sonreímos. Me muero de ganas de mostrarle cuales son sus raíces; me encantaría que pudiese conocer a sus abuelos, pero, tristemente, tendrá que conformarse con su tio y su nueva prima que ni siquiera yo conozco.
Me incorporo y busco mi móvil en mi bolso. Tras desbloquearlo, busco el registro de llamadas hasta llegar al número de Román. Dudo unos instantes si volver a llamarle es lo correcto, ya que ni siquiera se dignó a decirme que había cambiado de vivienda en la anterior llamada, pero decido que no tengo nada que perder, por lo que debo hacerlo e intentar recuperar la relación de antes, o al menos crear una nueva que sea similar. Marco la tecla rellamar y rezo para volver a oír su voz.
Un tono, dos tonos, tres tonos y para cuando va a sonar el cuarto salta el contestador.
-¡Joder!-grito.
Zulema empieza a llorar asustada por mi grito. Acudo a ella corriendo y la cojo en brazos.
-Ya está, ya está-le digo con cariño.-Ha sido un susto solo, cariño.
Poco a poco la bebé se va calmando y nos volvemos a tumbar en la cama juntas. Esta vez nos limitamos a mirar al techo con las cabezas pegadas. Con la buena energía que me transmite, me basta para saciar toda la rabia que tengo dentro de mí.
Tras un largo tramo de tiempo suficiente como para relajarme, vuelvo a coger el móvil y llamo. Esta vez lo hago desde la cama aún tumbada junto a Zulema.
-Vamos... cógelo...-susurro intranquila.
Y para cuando va a sonar el último seguido del contestador oigo una voz al otro lado de la línea:
-¿Sí?
Es una voz femenina.
-¿Hola? ¿Román?-pregunto extrañada.
-Es mi padre, ¿quién eres?
Es mi sobrina; ¡estoy escuchando por primera vez la voz de mi sobrina! ¿Qué hago? ¿Cómo reacciono a esto? Jamás hubiese pensado que mi primera conversación con ella fuese a ser así.
-Maca, ¿verdad?-pregunto ilusionada y con una gran sonrisa dibujada en la cara.
-Sí-responde algo cortante.-¿Quién eres?
-Soy tu tía-contesto con lágrimas en los ojos.-La tía Maca, como tú.
Oigo un silencio al otro lado de la línea.
-¿Maca?-pregunto asustada creyendo que me ha colgado.
-Sí, sigo aquí-me dice con la voz entrecortada.
-¿Tienes ganas de conocerme?
-¡Sí!-exclama con ilusión.
Esa vocecita infantil e inocente me devuelve la ilusión por la vida, y me hace creer que de verdad voy a poder recuperar mi vida anterior, aunque cueste.
-Pues pásame a papá y hablaré con él sobre cuando podemos quedar para conocernos-respondo.
-¡Vale!-contesta con ilusión.
Quedo a la espera durante al menos un minuto, después oigo al otro lado de la línea la voz de mi hermano.
-¿Maca?
-Sí, soy yo-respondo ya con las lágrimas derramadas por la cara.
-Ya me ha dicho Maca que habéis hablado de quedar.
-No sabes cuánto me gustaría...-contestó imaginándome ese momento.-Estuve en tu antigua casa pero no te encontré.
-La vendí, el otro día colgaste rápido y no te lo pude decir-trata de excusarse.
Me quedo callada unos segundos.
-¿Cuándo podríamos vernos?-pregunto directamente ansiosa.
-¿Mañana mismo?-propone.
-¿Mañana?-exclamo impresionada por la rapidez.
-Si te parece bien, sí.
-¡Me parece perfecto!-respondo llena de alegría.
-¿Conoces la cafetería Caprichos Valentina?-me pregunta Román dando a entender que nuestro reencuentro podría tener lugar ahí.
-No, pero la busco en Google Maps-contesto sin importar que no sepa donde queda, importándome únicamente las ganas de ver a mi familia.
-Perfecto, pues nos vemos mañana ahí sobre las cinco en punto de la tarde, ¿te parece?-propone.
-Genial.
Quedamos ambos sin saber qué más decir.
-Bueno...-dice él algo incómodo.
-Bueno...-le sigo.
-¿Nos vemos mañana?
-¡Claro!-exclamo más alegre aún.
-Hasta mañana, pues.
-Hasta mañana, hermano.
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𝐌𝐚́𝐬 𝐚𝐥𝐥𝐚́ 𝐝𝐞𝐥 𝐎𝐚𝐬𝐢𝐬 (✍️)
FanfictionLa historia en el Oasis acabó, pero las vidas de Maca, Goya y Triana no acabaron allí, al contrario de las de Zulema, Flaca y Mónica. Tras un atraco con un final fatal, aún quedan vínculos irrompibles entre ex compañeras de prisión. Lo que Cruz del...