Capítulo 11: Explicaciones

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Un día después. Mismo lugar, misma hora y misma mesa. Román y yo de nuevo en Caprichos Valentina, pero esta vez sin la pequeña Maca. Comienzo a relatar:
-Cuando te pedí que dejaras de venir a verme a la cárcel fue simplemente porque di un cambio demasiado extremo. Dejé atrás a una Maca vulnerable y débil, y me transformé en la Maca fuerte y dura que soy ahora. En ese proceso me volví una especie de mantis religiosa que destrozaba todo aquello que tocaba. Debido a un enfrentamiento con un grupo peligroso de chinas de Cruz del Norte, estuve en coma casi un año.
-¿Eso es verdad?-me pregunta mi hermano incrédulo.
-Lo es-sentencio.-Cuando desperté y volví a Cruz del Norte, me uní a Zulema para organizar un motín en la prisión. Semanas más tarde logré salir y un par de años después salió Zulema. Pasamos cinco años viviendo juntas en una roulotte y dedicándonos a atracar joyerías y bingos para tener dinero.
-¿Me lo estás diciendo enserio?-pregunta cada vez más sorprendido.
Detrás de él veo aparecerse, una vez más, a Zulema con el mono amarillo de la cárcel. Ignoro a mi hermano para centrar la mirada en ella.
-Lo estás haciendo bien, rubia-me dice utilizando su característica tono de voz.
Sonrío satisfecha.
-Yo ya te he enseñado a organizar una fuga, ahora te toca pasar a la práctica-continúa.
-¡Maca!-exclama mi hermano reclamando mi atención.
-Sí, Román, es cierto-le contesto.
En ese preciso instante, dejo de ver a Zulema, pero aún la noto cerca de mí. Sus palabras me ayudan a calmarme; lo estoy haciendo bien, ella lo ha dicho.
-¿Qué más?-pregunta Román ansioso por saber qué más ha sucedido en mi vida a lo largo de estos años.
-De todos los palos que dimos no hay ninguno del que pueda destacar nada, excepto del último. Le dije a Zulema que quería dejar esa vida y ella me propuso dar un último golpe juntas. Atracamos a una familia mexicana en una boda y nos alojamos en el hotel El Oasis hasta el día en que, supuestamente, íbamos a viajar en helicóptero fuera de Almería para dividirnos las joyas y dejar esa vida. Ese golpe no lo dimos solas, si no que formamos un equipo de seis componentes de las cuales solo tres quedamos con vida; Goya y Triana, que están en prisión.
-Así que...
-Sí-le interrumpo sabiendo qué va a preguntar.-Fui yo la única que salí con vida y con futuro.
-¿Cómo lo hiciste?
-Fue gracias a Zulema-en cuanto pronuncio su nombre miro a la bebé que tengo en brazos.-De ahí viene su nombre-argumento refiriéndome a mi hija.
Él me mira con una sonrisa tierna.
-Me alegro de que salieras viva y libre, hermanita-me dice dejando su mano sobre la mesa.
-Y yo-le respondo posando mi mano sobre la suya.
Nos quedamos mirándonos sonrientes hasta que rompo el silencio:
-Tengo que pedirte algo, Román.
-Lo que quieras-contesta amablemente.
-Necesito que te quedes con Zulema durante un tiempo. No sé cuanto tiempo será, pero necesito que cuides de ella.
-¿Por qué?-pregunta confuso.-No es que no me quiera hacer cargo de ella, pero no entiendo porque no la puedes cuidar tú misma.
-Como ya te he dicho, aún quedan dos personas del comando con vida, y no voy a dejar que se la pasen entre rejas; ellas no. Su detención fue injusta, así que las voy a sacar de ahí.
-¿Qué vas a hacer?-me pregunta Román preocupado por mí y por mi libertad.
-Tranquilo, voy a estar bien-trato de convencerle a la vez que me autoconvenzo a mí misma.
Me levanto y le tiendo a Zulema.
-¿Podrás cuidarla?-pregunto con inseguridad.
-Aún tengo todas las cosas de cuando Maca era pequeña.
-Y tu mujer te podrá ayudar, ¿no?
-Ella hace un año que está muerta-me responde cabizbajo.
Me doy cuenta de mi gran metedura de pata.
-Lo siento-me disculpo.
-No pasa nada, no lo sabías-me dice agarrando a Zulema.
-Os quiero mucho, a los tres-digo refiriéndome también a mi sobrina.-Sois mi única familia y mi único motivo para sonreír.
-Nosotros también te queremos, hermanita-me dice él dulcemente.
Una lágrima cae sobre mi mejilla derecha y decido que ya es hora de irme por tal de no hacer más largo este mal rato.
-Adiós, Román-digo acercándome a la puerta del local sin quitarles ojo de encima.
-Adiós, Maca-se despide él con tristeza.
Al salir del local me doy cuenta de lo desgraciada que soy; hace tan solo 24 horas que me reencontré con mi hermano y ya me estoy separando de él otra vez, aunque sé que es por una buena causa. Lo estoy haciendo bien; sé que lo estoy haciendo bien, ella me lo ha dicho.

𝐌𝐚́𝐬 𝐚𝐥𝐥𝐚́ 𝐝𝐞𝐥 𝐎𝐚𝐬𝐢𝐬 (✍️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora