Ella llegó a mi vida sin que la busque,
por casualidad.
Inesperadamente.
Yo estaba en una relación
cuando ella apareció.
Jamás pensé en aceptarla,
pero me dijo que serviría
para mejorar mi relación con él.
Me prometió cumplir mis metas en tiempo y forma,
llegar a tiempo en la carrera contrarreloj.
Me prometió
y yo acepté.
Y una vez que me envolvió
comenzó a seguirme a todos lados.
Donde iba yo,
iba ella.
Estaba conmigo en todo momento.
Cuando estaba con él
nunca estábamos solos,
ella siempre estaba
pero él no la veía.
Al poco tiempo
comenzó a prohibirme cosas.
Me puso en contra de mis seres queridos.
Me puso contra mi novio y contra su familia.
Me puso contra mis amigos y contra mi familia,
todo supuestamente por mi bien.
Me encerró sin comida en una jaula minúscula,
tan pequeña que no podía moverme.
Me encerró bajo llave ella,
pero me dijo que fueron mis seres queridos
los que me encerraron.
Me prohibió ver a mis seres queridos
a menos que siga sus pautas.
Es el precio por la excelencia,
me decía.
Las cosas rápidamente pasaron a otro nivel.
Me prohibió el contacto físico,
los abrazos,
el placer bajo las sábanas.
Me seguía a la cama y se entrometía entre nosotros.
Me forzaba a retirarme,
a no permitir el acto
y a no disfrutarlo si ocurría
porque ella estaba allí
mirando,
observando.
Cuando estaba sola no me dejaba dormir en paz.
Su voz no me dejaba.
Ni siquiera podía estar acostada en ninguna posición que no sea boca arriba.
Pero por otro lado
me hacía regalos,
me compraba ropa,
me decía que era una buena chica
y que estaba lista
para pasar a la siguiente fase y recuperar el contacto físico y social.
pero siempre en la jaula
porque según ella sólo ellos podrían sacarme.
Un día me cansé y me di cuenta
de que quien me encerraba no eran ellos,
era ella.
Me escapé de la jaula y corrí lejos.
La perdí de vista,
pero no por mucho tiempo.
Me alcanzó y me dijo
que jamás me liberaría de ella.
Me obligó a volver a la jaula pero no me alcanzó.
Corro y corro
pero no deja de seguirme.
Es demasiado rápida y veloz.
Quiere volver a entrometerse
entre mis seres queridos y yo.
Quiere volver a aislarme y prohibirme cosas.
Vuelve con sus promesas falsas
pero ya no le creo.
Sus ofertas son muy tentadoras
pero ya no le creo.
Me persigue con su jaula
pero esta vez yo soy más rápida.
Corro y correré con todas mis fuerzas
para que no me alcance
porque sé que no me dejará en paz.
Siempre está allí
persiguiéndome con su jaula.
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No eres una princesa.
RandomEscritos cortos sin relacion entre si acerca de la cruda realidad de los trastornos alimenticios.