Crees que eres una princesa pero no eres mas que una esclava. Sin darte cuenta perdiste tu libertad y tus derechos. Y tu sonrisa. Y cabello. Tus ritmos biológicos y tu paz.
Eso que tienes en tu cabeza no es una corona. Son alfileres que penetran la piel y la hacen sangrar. Alfileres que vibran y en su movimiento crean frecuencias, mensajes de odio y prohibición. Mensajes de órdenes de autodestrucción.
No eres una princesa ni llevas corona de princesa. No eres una princesa. Lo que dices que es tu palacio no es más que una prisión sin puertas ni ventanas. Crees tener las cosas bajo control, pero son esas cosas las que te controlan a tí. Crees que debes ser princesa para que el príncipe se fije en ti, y te ame a ti y te desee a ti porque te hicieron creer eso. Pero en tu intento terminaste siendo esclava.
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No eres una princesa.
RandomEscritos cortos sin relacion entre si acerca de la cruda realidad de los trastornos alimenticios.