Tres horas antes.
Joshua y Lia estaban malditamente felices de haber convencido a su mejor amiga de acompañarles al club, no lo dirían en voz alta, pero ambos habían estado terriblemente preocupados por la tristeza que manchaba el aura alegre de su amiga. No era sano que la chica se estancara en una monotonía que lejos de ayudarle, le hacía más daño pues siempre terminaba con gotas saladas cayendo de sus ojos antes de dormir.
Ella nunca les dijo que había pasado con su ex novio, simplemente llegó un día anunciando que lo que había entre ellos había terminado. Tampoco les dijo quién era él, pero Lia no era estúpida, desde que empezaron a ser roomies sabía quién era la castaña, sin embargo, no le dio importancia pues aquella sonrisa en el rostro de la chica le dijo que era más de lo que los medios o las redes sociales podían decir de ella. Joshua también lo sabía, solo que él tardó un poco más en unir los cabos; una plática con la pelirroja le bastó para confirmar sus sospechas. No obstante, ninguno de los dos mencionó algo sobre el tema pues entendían a su mejor amiga. Los tres eran conscientes del gran elefante en medio de la habitación, pero no era un secreto que perjudicara su amistad de ninguna manera... no hasta que la castaña comenzó a hundirse en la depresión que solo un corazón roto podía dejar. Lia y Joshua morían por decirle sus verdades al ex novio, a pesar de que no sabían muy bien qué había pasado, sin embargo, los titulares de las páginas de chisme no hacían nada por quitarles esa idea de que él le había engañado.
Así que después de muchos intentos fallidos y pequeñas amenazas, lograron arrastrarla al club donde, por primera vez en meses, ella dejaba florecer una sonrisa en sus labios. Poco sabían que aquella noche terminaría en un jodido desastre.
Dos horas antes.
Lia había escuchado por accidente que ciertas personas estaban en la zona exclusiva del lugar, era improbable que sus caminos se cruzaran, pero aún así le rogó al cielo que su amiga no se enterase y el poco avance que habían logrado se derrumbara en un segundo. Estuvo tentada a mandarle un mensaje a Michael para que mantuviese a su amigo lejos de la zona donde se encontraban, no lo hizo porque el de cabellos rubios, casi blancos, tenía la estúpida idea de que su amiga y el pelinegro debían estar juntos.
Lia simplemente consiguió más bebidas y arrastro a sus amigos a la pista de baile, confiando en que el destino no podía ser tan perra.
Una hora antes.
Él podía tener a la chica que quisiera pues no era feo, todo lo contrario. Ojos azules, cabello azabache, dentadura blanca y sonrisa ladeada, cuerpo en forma, no tan musculoso, pero era notorio que le dedicaba tiempo a mantenerse en forma, tatuajes; era físicamente atractivo, él lo sabía, todos lo sabían y el que lo negara solo se estaría engañando a sí mismo. Él no tendría que rogar por compañía femenina, claro que no, si su atractivo no era suficiente, su reputación hacía el trabajo, sin embargo, ahí se encontraba observando cada acción de aquella chica que le había rechazado. Claro que en ese momento ella no sabía quién era él o lo que hacía, pero estaba a nada de descubrirlo. Aquella castaña y sus dos amigos estaban a nada de descubrir que aquellos rumores sobre él eran verdaderos.
-Luca. - Su voz se escuchó sobre la música, captando la atención del mencionado casi al instante.
-¿Dridiam? - El muchacho castaño estuvo a su lado en un parpadeo, a la espera de que él diese una orden. Luca no tardó en seguir la mirada del cabellos azabache y al instante sintió pena por la chica que era la nueva presa de su jefe.
Dridiam sacó del bolsillo delantero de su pantalón una pequeña bolsita de plástico que contenía una diminuta pastilla de color azul, sonrió porque esa noche tendría bajo su poder a aquella chica.
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5 Seconds Of Summer OS
FanfictionHistorias cortas sobre los chicos de 5 seconds of summer.