Criaturas del Caos IV

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Al comienzo fue el Caos y Gea (la tierra) quienes así como el Dios cristiano, son increados, es decir, aparecieron simultáneamente.

Gea es sustento y generadora de vida, tema que dejo para otra ocasión ya que el protagonista de esta historia es el Caos y su linaje. El Caos, mejor conocido como Abismo, es un espacio abierto, un hoyo negro como una boca siempre abierta y a la vez una cima que se extiende entre el Tártaro y hasta Gea. También es inaprensible y una vez que se haya presente siempre está relacionado con las tinieblas, con lo tenebroso.

Ya que el Abismo es neutro y no puede unirse a Gea, necesitó de alguna manera la ayuda de Tártaro y Eros quienes también "llegaron a ser". Tártaro era un ser neutro como Abismo pero Eros es un principio cósmico, considerado el vínculo entre los dioses que después darán vida sea que la engendren o la generen, por ello, es conocido como el que desata los miembros, el dominador.

Eros como fuerza oscura del destino se vincula con el sueño y la muerte, hizo posible que tanto Caos como Gea, cada quien por su lado y de forma asexual, generaran más dioses. Abismo trae a la vida a Erebo (las tinieblas profundas y Nix (las tinieblas que vuelan, las tinieblas periódicas).

De los hijitos de Abismo, Erebo y Nix nacerá la luz. La luz de día (inferior) y la luz sutil o Éter (superior), quien es estéril y por lo tanto no puede tener hijitos.

Con la familia ya algo crecida, Nix (la noche) decide tener más hijos y hacerlos aunque sea ella sola. Así concibe y trae a la vida en un sólo parto enorme a todos los daimones.

Los daimones son seres intermediarios entre la humanidad y la divinidad; son conocidos como las deidades de la muerte y el destino. Se dividen en tres categorías: la muerte, el destino (general) y el destino mortal (o de los hombres).

Las deidades de la muerte son: Ker, Moros, Tánato, Hipnos y Oneiros. Ker es el destino de la muerte violenta; Moros es el destino de la muerte de la porción de vida que se designa a alguien; Tánato es el acto mismo de morir y queda en enraizada al mundo griego y trasciende. Es un ser masculino, maligno y monstruoso. Para la época helénica ya es una figura romántica: es un joven delgado que apaga una antorcha, que marca al destino; Emituperio o Ezis está unida a Momo y es el vituperio, el Hipnos y Oneiros son como gemelos y, respectivamente, son el sueño y el ensueño.

Son hermanos de la muerte pues son la imagen inmediata más cercana a ella. Ambos pueden ser peligrosos ya que un sueño profundo es caer en coma e incluso el ensueño puede ser peligroso ya que es el duermevela, el mundo del éxtasis (como les pasa a los oráculos o los santos cristianos) de que puedes o no volver.

Las deidades del destino (general) son: Momo, Emituperio o Ezis, las Hespérides, las Moiras, las Keres. Momo es el dios de la crítica insulto, la injuria, la ofensa; las ninfas Hespérides son entre tres y diez, son quienes custodian las pomas o manzanas doradas de Hera. Ellas son el más allá provisorio, de circunstancia; son el buen destino.

Las Moiras son diosas triples que vigilan el destino fraguado en la vida, son aquellas famosas tejedoras que hilan y entretejen la vida durante tres tiempos, el pasado, el presente y el futuro. Las Keres también son diosas triples enlazadas al destino de la muerte violenta, por ello, su imagen es de seres femeninos, flacos y vampirescos.

Deidades del destino mortal (o de los hombres) son: Némesis, Filotes, Vejez, Horcos y Eris. Némesis es la justa retribución y puede atraer tanto bienes como males según te toque en la vida; Filotes es el sexo no referido al amor sino que es un deseo desenfrenado y llevado a término (¿recuerdas cómo le dicen al orgasmo los franceses? Sí, la pequeña muerte); la Vejez es muy temida en el mundo griego puesto que recuerda la muerte, es como una antesala; Horco es conocido como el juramento.

Eris es la discordia, la que separa los corazones (eso significa su nombre) y se representa como aquella que vuela sobre las batallas con rostro de Gorgona, con cuatro alas y ningún brazo. En un vaso antiguo se ve de frente pues paraliza de terror a cualquier hombre. Ella, como su madre Nix, también es partenogénica.

Cada uno de los hijos de Nix, la noche, puede producir a Eris puesto que con la separación de corazones, con la discordia se puede dar paso a la muerte, al término del destino.

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Esto ya lo había explicado, pero lo traje nuevamente mejor explicado para no mezclar todo y que se entienda mejor.

Mitología griega (Libro I- místico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora