Capítulo 11

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Narra Emilio.

Le hago el amor en medio del mar, como a besos su cuerpo mojado, una mezcla de agua salada y su esencia forman una combinación perfecta.

Sentirme dentro de él es algo que me fascina, me vuelve loco cuando escucho sus gemidos cerca de mi oído, o simplemente con mirarlo y ver cómo sus pupilas se dilatan por el placer que le causó hace que pierda el control de mí mismo.

Aún con ganas de más, salimos del agua mientras camino a la cabaña sus piernas están enredadas en mi cintura y sus brazos a mi cuello.

Quito la camiseta que llevaba mía mojada, y lo tiro en la cama, me terminé de desnudar y me lanzo a por una segunda ronda, lo penetro duramente cambiando de ritmo, nuestros gritos se escuchan en toda la playa, una embestida tras otra, hasta que llegamos al clímax.

Me recuesto a su lado y acarició su pelo mientras él me abrazaba.

— ¿Te gusto bebé? — pregunté.

— Aja... Me encanto Emilio. — responde en voz baja.

— Espero no haberte lastimado.

— No lo hiciste, fue perfecto. — dice y después siento como se queda dormido.

Intento recostar su cabeza en la almohada lentamente, ya que estaba acostado por mi abdomen, me doy un baño y salgo fuera para ponerme en contacto con mi equipo, llevaré el operativo a distancia.

— Jefe, estamos listos, solo esperamos su orden. — me informan.

— Bien, ¿todos están en sus posiciones? — pregunté.

— Así es jefe.

— Bien, pues adelante. — digo.

Solo escucho la respiración de mi compañero que está en la otra línea. Me siento impotente no poder estar ahí para ayudar a detener de nuevo al maldito de David, pero ahora mismo mi prioridad es Joaquín.

Unos disparos se empiezan a escuchar, me imagino que es con los de seguridad que ponen resistencia.

— Infórmame, Alan. — exijo nervioso.

—Son los hombres del Águila, pero ya está controlado. — habla. — Procedemos a entrar donde está él. — dice de nuevo.

Dos minutos más tarde...

— Mierda.... joder. — dijo Alan.

— ¿Qué ocurre? — grité.

— Escapó jefe. — suelta indignado.

La sangre se me hierve, no puede ser que ese hijo de puta haya huido.

— Regreso lo antes posible, mientras tanto sigan custodiando al matrimonio Mooren.

Cuelgo la llamada y maldigo, ahora no sólo Erick y Hugo corren peligro, sino Joaquín también y no puedo permitir eso.

Narra Joaquín.

Cuando me desperté Emilio estaba muy serio, cosa que causa en mí, miedo.

— Joaquín, tenemos que regresar lo antes posible. — me dice apenado y a la vez furioso.

— ¿Paso algo? — pregunté dudoso.

— Así es y creo que tú sabes muy bien a qué me refiero. — añade con el ceño fruncido.

Me descubrió, mi mundo cayó en picado con tan solo escuchar lo que dijo, como le explico que fui amenazado por ese narcotraficante, como le digo que tuve miedo por eso no le dije nada, y sobre todo como le digo que lo traicione de la peor manera. Tragué saliva, y empiezo a caminar de un lado a otro.

— Emilio... yo... yo... — intenté articular pero me atraganto con mis propias palabras.

— Joaco... lo sé todo así que tranquilízate. — dice deteniéndose frente a mí.

— Lo siento mucho Emilio, de verdad que me obligó. — lloro, no aguantaba la presión que sentía.

— Ya lo sé, pero si me lo hubieras contado en su momento a lo mejor las cosas hubieran salido de otra forma. — habla muy sereno.

— Mis amigos estaban en peligro si te lo decía Emilio.

— Hugo y Erick, están siendo custodiados por un buen equipo de agentes. — me informa.

— ¿Qué? .... — suelto en un hilo de voz.

— Averiguamos que él te estaba amenazando por conseguir unas pruebas que lo culpaban del narcotráfico, blanqueo de dinero en otros países, entonces mis superiores fueron informados y dieron la orden de detenerlo nuevamente, pero el operativo no salió como planeamos, David huyó. — me explica.

Entonces Emilio sabía todo desde un principio, le estaba mintiendo mientras él era consciente de mis mentiras y aun así no dijo nada.

— ¿Cómo sabías que David me busco? — pregunte mirándolo fijamente.

Se gira por sus talones y me da la espalda, pasa su mano por su cuello y sus ojos marones miran a un punto fijo, puedo sentir como le cuesta responderme.

— Joaquín, cuando ese malnacido salió bajo fianza, estaba preocupado por ti y decidí poner a dos hombre que te vigilaran.

No me siento traicionado por haberme ocultado, ni tampoco disgustado, lo único que siento es vergüenza de mí mismo.

— Debiste decirme Emilio. — digo tranquilamente.

— Y tú debiste contarme lo que pasaba pero no lo hiciste así que estamos empatados. — se acerca a mí.

— Perdóname.

— Se que lo hiciste en contra de tu voluntad. — musita.

Asentí y lloré en su pecho, necesitaba descargar todo lo acumulado.

Regresamos a casa, Emilio apenas hablo en todo el viaje, en parte lo deje tranquilo también, sé que está bastante enojado por lo del operativo y bueno lo de ocultarle sé que aunque lo niegue le molesto.

— Te quedarás en mi casa. — anuncia mirando a su móvil.

— No es necesario Emilio. — respondí.

— Si que lo es, mientras ese tipo esté suelto, corres peligro. — dijo pero esta vez me mira a los ojos.

— Emilio por favor... — no me deja terminar porque me interrumpe.

— Joaquín no discutas más y haz lo que te digo. — grita esta vez lo cual hace que sobresalte.

Guardé silencio no le contesto, prefiero no hacerlo, estaba nervioso y tampoco quiero echar más leña al fuego.

Había mucha tensión entre nosotros.

Cuando llegué a su casa, me encontré con mis maletas ahí, antes de preguntar Emilio me dijo que alguien se encargó de recoger mis cosas y traerlas.

No respondo, camino a darme una ducha.

— Joaquín me irá a comisaría, volveré en un rato. — me habla detrás de la puerta del baño.

— Vale.

— Hay un hombre fuera, así que no tengas miedo. — vuelve a decir.

— Vale. — contesté de la misma manera que lo hice antes.

Suspira, luego escuché un silencio que duró unos largos segundos y después su voz volvió a sonar.

— Te amo muñeco.

Sonreí.

👮🏻El Policía 🚔*Emiliaco* (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora