Capítulo 19

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Han pasado un mes desde que Emilio me rescato de aquel infierno, mi vida volvió a ser la de antes, me incorporé de nuevo al trabajo y bueno sobre mi casa la puse en venta, para que volver a mi departamento si en breve nos íbamos a casar. Todas las mañana me miro al espejo con la esperanza de que mi embarazo sea visible pero apenas se veía también es porque solo estoy de dos meses de gestación, mi bebé aun esta chiquito.

Emilio y yo decidimos casarnos en dos meses, así que estamos con los preparativos de la boda, pero lo que sí estamos seguro es la ceremonia será celebrada en nuestro lugar favorito, en una playa algo íntimo, su madre y nuestros amigos más cercanos.

Después de terminar el turno en el hospital, Erick y yo quisimos ir al gimnasio de Emilio, quedamos en vernos ahí los tres. Según mi médico puedo hacer deporte moderado sin ningún problema.

Cuando llegamos me quedé asombrado de lo grande que es, la chica que estaba en la entrada nos dijo que un entrenador personal nos enseñaría el lugar, estuvimos de acuerdo ya que ella piensa que solo somos unos clientes más que quieren contratar el servicio del lugar, aceptamos y nos dejamos guiar por un hombre de unos veinte tantos años, bastante simpático aunque su atrevimiento hacia mí es muy descarado.

— Enano temo por este tipo. — susurra en voz baja Erick.

— ¿Por qué?

— Porque te está coqueteando, y eso a Emilio no le va a gustar nada. — sonreí restándole importancia. — Es su empleado solo está siendo amable con un cliente.

Erick está a mi lado tumbado haciendo pesas mientras yo estoy sentado en el Fit Ball trabajando los músculos de las piernas, pero el entrenador personal no se despega de mí, de hecho me tiene agarrado de los hombros para mantener la espalda recta.

— Acércate un poco más. — dice cerca de mi rostro posando sus manos en mis caderas para corregir mi postura, me siento incomodo y más cuando Erick me mira sonriendo como diciendo " te lo dije".

— Vaya Luis, ¿eres tan cariñoso con todos o solo con este joven? — escuché la voz de Emilio retumbando en mis oídos.

Su mirada se oscurece por lo que estaba observando, mientras el ambiente se tensa o por lo menos para mí, porque para Erick era pura diversión.

— No con todos jefe. — añade el joven guiñando un ojo a Emilio.

— ¿Y por qué con este joven lo eres? — cuestiona pero no se dónde quiere llegar con todo esto.

— Emilio... — digo, pero me interrumpe él.

— Disculpe joven, deje que mi empleado me conteste. — me pide con el ceño fruncido.

Veo como el chaval se acerca a Emilio y le habla en voz baja.

Narra Emilio.

Llego a mi gimnasio en busca de Joaquín y Erick, pero para mi sorpresa encuentro a uno de los entrenadores que trabajan para mi muy pegadito a mi chico, y la sangre me hierve.

— Vamos Emilio, el chico está buenísimo. — dice en tono bajo para no ser escuchado.

Una sonrisa sarcástica sale de mí, muerdo mi labio con fuerza para calmar la ira que causó su comentario, intenté tragar saliva y tranquilizarme para no reventarle la cara, ya que no sería muy apropiado por parte mía al ser el mi empleado.

— Bien, pues recoge tus cosas que estás despedido. — le anuncié con la mirada puesta en él.

Joaquín se acerca a nosotros, acto que me molesta.

— No interfieras Joaquín. — digo seriamente.

— Emilio por favor...— dice él mientras el chaval nos mira sin entender nada.

— Disculpe jefe pero no entiendo nada. — expone el chico.

— Que este chico con el que estás coqueteando es mi prometido. — grité llamando la atención de los que estaban en la sala.

El tono de piel de Luis se torna a un pálido como si hubiera visto un fantasma, no solo me molesta que esta vez su descares fuera con Joaquín sino que también con los demás clientes, este es un lugar profesional, no donde uno puede ligar o coquetear con los usuarios.

— Haz lo que te dije y márchate. — le repito de nuevo.

Se retira y dirijo la mirada a Erick que se está conteniendo la risa.

— Vamos, suéltalo que te va a hacer daño. — le digo señalándole con el dedo.

Mientras él ríe a carcajadas, Joaquín sale del lugar enfadado y no entiendo porque, el que debería estarlo soy yo, lo sigo hasta llegar al estacionamiento donde se detiene.

— Joaquín, no es solo por el trato que tuvo contigo. — digo.

— ¿A no? y entonces ¿a qué vino Emilio?

— No ha sido profesional de su parte y eso es algo que no puedo tolerar.

— Entonces tú tampoco lo has sido conmigo, recuerda que te enamoraste de un detenido en tu horario de trabajo. — me reprocha.

— Ha sido un golpe bajo Joaquín. — dije haciendo una pausa. — Pero bueno como bien dijiste lo mío es porque ME ENAMORE, no como él que solo quiere pasar un buen rato. — sigo discutiendo.

— Emilio eso tú no lo puedes saber. — grita y entonces me acuerdo de que no es nada bueno para su estado alterarse así que intento mantener la calma.

— Está bien amor tranquilízate, recuerda que no le hace bien a nuestro bebé. — toqué su abdomen.

— No quiero que lo despidas, todos merecemos otra oportunidad.

— Vale, si eso es lo que quieres, hablaré con él de nuevo. — suspiro.

Después se dejó abrazar por mis brazos, y dejé caer un suave beso en su cien para luego caminar de nuevo adentro cogidos de la mano.

Narra Joaquín.

Mientras Emilio le da al saco de boxeo, mi mirada en él no se despega de su figura, es perfecto.

Me dio pena al ver que despidió al chico por una simple falta y por eso me armé de valor para enfrentarlo. Me dijo que le daría otra oportunidad, cosa que me alegra saber porque en parte también es culpa mía, debí haberme presentado ante él como el novio de Emilio, su jefe.

— Enano te lo dije. — vuelve a susurrar en mi oído Erick. Le dedico una mirada asesina.

— Oh no enano para que esa mirada me está desangrando. — se burla.

— Ya Erick para.

— ¿Se puede saber qué les pasa? — cuestiona Emilio llegando a nosotros ya que lo estábamos esperando.

— Que se está burlando de mi cariño, le puedes decir algo.

Ambos se ríen por mi forma de hablar, parezco un niño mimado. Mis hormonas están revolucionadas.

— Erick deja a nuestro enano tranquilo. — añade.

— No me llamen ENANO. — grité.

— Ya bebe, no lo haremos más. — agrega pero no le creo nada.

Nos dirigimos a casa de Erick, Hugo nos invitó a comer.

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👮🏻El Policía 🚔*Emiliaco* (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora