Capítulo 8

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Narra Emilio.

Joaquín no me contó nada sobre David, estaba insinuando cada vez que podía, pero no había manera de soltar ni una sola palabra. Me molesta mucho que no confíe en mí y más sabiendo quien es ese tipo.

No soy tonto, sé muy bien lo que hago jugaré al policía que no sabe nada y que las cosas transcurran como según tiene planeado David. Aunque ya sé el motivo por el que está buscando a Joaquín, tengo algo que lo va a llevar preso por muchos años, y de alguna manera sabe que Joaco es mi novio y se querrá aprovechar de la situación.

Narra Joaquín.

Emilio me dejo en casa y después se fue aunque estuvo insistente en entrar, pero use mi perfecta excusa "Estoy cansado", han pasado más de veinte minutos de las doce, subí en el ascensor con miedo a lo que me voy a encontrar en la puerta de mi casa, pero cuando llegué no había nadie ahí, pienso que a lo mejor se cansó de esperar y se marchó o simplemente no vino.

Procedo a meter las llaves para abrir la puerta, una vez dentro todo está a oscuras, cierro con cuidado y busco el interruptor para encender las luces, pero una mano tapó mi boca evitando que grite, el cuerpo que siento a mis espaldas es duro, su respiración es agitada, y su fuerza hace que sienta dolor.

— Te dije a las doce, y han pasado más de veinte minutos. — dice pero gracias a eso reconozco que es la voz de David. — Que bien hueles nene. — vuelve a hablar pasando sus labios por mi cuello.

Después pega mi cuerpo contra la pared, sin quitar su mano de mi boca, la otra mano recorre mi espalda hasta entrar por debajo de mi pantalón.

— Siempre me has gustado. — murmura en mi oído.

Acto seguido le doy una patada en los huevos dejándolo caer al suelo retorciéndose de dolor.

— Maldito te matare. — agoniza de dolor, aprovecho y enciendo las luces.

— No te atrevas a tocarme idiota. — dije llorando. — Ahora di lo que tenías que decir y lárgate de aquí.

Eres tonto Joaquín, si tienes la valentía de hablarle a un narcotraficante de esa manera, porque no tienes la misma valentía de contarle al hombre que amas sobre lo que te está pasando con este individuo. — pienso en mis adentros mientras intento calmarme.

Minutos más tarde se pone de pie.

— Necesito que me ayudes. — suelta intentado controlar su respiración.

— ¿Qué?, ¿ayudarte?, estás loco, lárgate de aquí ahora mismo.

— Escúchame bien niñato, vas a hacer lo que yo te diga, o atente a las consecuencias, me amenaza apretando mi muñeca con fuerza. — Tu noviecito tiene unos recibos bancarios donde demuestra las transferencias que hacía al extranjero, necesito que entres a su oficina y los recuperes, no me vayas con el cuento de que no puedes porque sé que te lo estás follando y nadie sospechara de ti.

— No seré tu cómplice, así que suéltame que me lastimas.

— En ese caso despídete de tu amigo y su esposo, espera como se llamaban, ah sí Erick y Hugo. — saca su móvil para mostrarme unas fotografías de ellos dos, al parecer los está vigilando.

Mi piel se eriza, no puedo permitir que les pase algo.

— Eres un desgraciado. — añadí.

— Lo que tú digas.

— Está bien. — dije con los ojos llenos de lágrimas. —Pero prométeme que no les harás nada.

— Tu solo has lo que te he ordenado y no les pasara nada a ellos, y te aviso niñato como le digas algo a ese novio tuyo mandaré que los maten sin previo aviso. — añade.

Después de su intensa amenaza se fue, no puedo creer en lo que estoy metido, pero no puedo permitir que les pase algo a Erick y a Hugo.

Narra Joaquín.

La luz del sol se filtra por la cortina de mi habitación, no he pegado ojo en toda la noche. Estuve pensando en ir a visitar a Mario, tal vez me pueda ayudar de alguna manera, me doy una ducha larga y llamé al hospital diciendo que no iba a ir a trabajar porque me encontraba enfermo, solo mentí no estaba para ponerme de pie y atender a pacientes, después de eso apague mi teléfono.

Espero el vis a vis con Mario, al cabo de unos minutos aparece frente a mí, se acerca y me abraza.

— Joaquín, viniste.

— Mario tenemos que hablar. — dije quitando sus manos de mí.

Tomamos asiento y empiezo a hablar.

— ¿Por qué lo hiciste?, te involucraste con este tipo sabiendo a lo que se dedicaba.

— Amigo, lo que me pedía lo hacía, porque estaba enamorada de él. — contestó apenado.

— Mario necesito de tu ayuda, ese maldito de David salió bajo fianza y ahora me está amenazando con la vida de mis amigos si no lo ayudó. — expliqué desesperado.

— ¿Qué?, Joaquín tienes que obedecer y hacer lo que te pida, David es muy peligroso, puede matar a quien quiera sin que le tiemble el pulso amigo.

Una sensación de ahogo se apodera de mí, siento que me cuesta respirar.

— No sé nada que puedas usar en contra Joaquín, créeme. — añade de nuevo.

— Está bien dije con dificultad. — me despido y salgo a toda prisa de aquel lugar.

Y ahora qué hago, ¿le digo o no a Emilio?, estoy confuso, tengo miedo solo quiero desaparecer por un instante.

Observé a un hombre que se acerca a mí, dándome su móvil.

— Es para ti. — habla ese tipo fríamente.

— Diga. — mi voz tiembla.

— Vaya niñato, creías que era tan idiota de no vigilar tus pasos. — suena la voz de David desde la otra línea.

— Solo vine a visitarlo. — suelto.

— Pierdes tu tiempo ahí, ve donde te dije sin perder ni un minuto más.

Cuelga la llamada, y me armo de valor para ir a buscar a Emilio, cuando llegue a comisaría uno de sus compañeros me dijo que no había llegado aún, le pido que me deje esperarlo en su oficina ya que soy su novio y a él no le molestaría, al principio estaba dudando pero luego me dejo pasar.

Pienso en hacer lo que me dijo David, me doy prisa y busco en los cajones de su escritorio, pero no había nada, me doy cuenta de que había una caja fuerte necesito el código, pienso con rapidez y pongo lo primero que me viene a la mente " 0512" lleva esos números tatuados en su brazo izquierdo, y bingo se abrió, saqué rápidamente los recibos y los escondo en mi mochila.

Me siento jodidamente mal, estoy engañando al hombre que amo. Las lágrimas salen de mi sin control alguno.

— Joaquín, amor ¿Qué te pasa? — escucho como Emilio entra y me ve llorar.

— No es nada Emilio, simplemente hoy me siento un poco triste. — hablé limpiando las lágrimas.

Me mira con determinación sin decir nada, como si analizara mi actitud, intentado averiguar qué es lo que me pasaba, pero actué con rapidez y beso sus dulces labios.

— Te eche de menos mi amor. — dije.

— Ven mi vida. — me abraza con fuerza mientras me quita el abrigo, por los nervios estaba sudando.

Mientras me procede a retirar el abrigo, se da cuenta del moretón que tengo en la muñeca por el agarre de David, que me dejo marca.

— ¿Quién te hizo esto? — su frente se frunce, su mirada se oscurece.

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Hola, ¿qué les pareció? 😊

👮🏻El Policía 🚔*Emiliaco* (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora