|10| Ya llegó el momento, Betty.

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CAPÍTULO 10

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Vamos, necesitaba pensar. Necesitaba alinear sus chakras y poner a todas sus neuronas a funcionar, darle de comer al hamster que hacía rodar la rueda en su cabeza, mover al mono de los platillos o lo que sea que hubiera allí adentro. Y todo porque su inteligencia escaseaba cuando se necesitaba de su utilidad.

En la vida no se podía ser tan pendeja.

Claro, era algo que pensarías. Hasta que la vieras a ella. Era la personificación de las palabras, se tenía que hacer una camiseta con eso puesto junto a una flecha apuntando hacia arriba, hacia su cara. Ser tan lamentable debería ser ilegal, debería estar en la lista de cosas que causan pena ajena en el top uno, porque cuando pensaba que la cosa no se pondría peor ella lograba que su habilidad para arruinarla hiciera de las suyas.

Pepper le dirigía una mirada comprensiva, apenada con su actual situación. Betty por otro lado miraba a su alrededor sospechando de todo lo que se moviera. La paranoia le hacía pensar que algún espía enviado por Tony les vigilaba en aquel café.

-Betty, deber relajarte, ya que yo... - al ver que la mujer no le prestaba atención, frunció las cejas -Ey ¿Qué ocurre? - preguntó confundida girando el torso para ver que era lo que tenía su atención a sus espaldas.

Betty estaba que lanzaba una silla contra la ventana como distracción solo para salir de allí. ¿Por qué tenía que haber tanta gente allí? Porque sí, un mínimo de cinco personas en un pequeño local era toda una multitud.

En un acto "disimulado", que de eso no tenía nada porque prácticamente arrastro la silla con rapidez haciendo mucho ruido hasta el lado de la elegante mujer que la había acompañado en su crisis ya por una hora. Se abrazo a su brazo como bebé koala a su mamá.

-Y sí... Y sí, ¿Va-vamos a mi casa? - susurró casi de forma inaudible, tanto que Pepper tuvo que inclinarse más hacia ella para poder escuchar.

Frunció el seño, confundida.
-Pero si cuando te lleve allí solo metiste a tu gato en una canasta, te lo echaste al hombro y me arrastrarte lejos de allí.

Betty se encogió en su lugar. Cómo confirmando su existencia en la escena, el gato en la canasta bajo la mesa soltó un maullido seguido de un rasguño a su pierna, parecía ser que Klaus ahora sí quería hacer honor a su nombre.

Pero contra su propia familia.

Vaya que si le quedaba bien el nombre. Pensó apartando su pierna con rapidez.

Abrazo más el brazo de la otra. Si está no se queja, no tenía porque contenerse. -Es que Tony me puede buscar allí...

Pepper suspiró con suavidad. Así, como solo ella podía hacerlo, con la delicadeza de un ángel. Betty se preguntaba siempre como todo a su alrededor parecía ir en cámara lenta cada que hacía un gesto, encerio, los de Pantene debían estar tras de ella todo el día para conseguir material para sus propagandas.

Pepper no pagaría el aire que respira, el aire tendría que pagarle a ella para ser respirarlo.

-No puedes huir por siempre, tienes que enfrentarlo tarde o temprano - sobó su brazo tratando de reconfortarle. -Seria mejor temprono, muy pronto se empezará a notar tu embarazo.

Ella hablaba, pero Betty estaba más atontada viéndole que otra cosa.

Esa mujer era un ser de luz.

Quedarse viendo aquella luz fijamente por mucho tiempo era peligroso, tanta luz podía quemarte las retinas.
Todo lo contrario a ella, quién era como un burrito mal envuelto.

 Betty's Problem - Tony StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora