Manzanas Envenenadas (Kyman)

Epílogo

- Estaba preocupada, no me has cogido el teléfono, ¿va todo bien?

Stanley Marsh se desanudó la corbata y le sonrió antes de sentarse a su lado. Wendy, con su cabello algo alborotado y aquella expresión temerosa en el rostro, se veía hermosa. Y más aún cuando sostenía entre sus brazos a su bebé.

- He tenido algos problemas en el trabajo. - respondió, después de darle un beso en la mejilla.

- Ah... - Wendy sonrió y suspiró.

- ¿Te importa si me voy a ducharme? Necesito despejarme...

- Claro.

Stan estaba a punto de levantarse del sofá cuando Wendy le atrapó del brazo.

- ¿Pasa algo?

- Sí, es que... hmmm... antes vino a casa para verte, pero le dije que estabas en el trabajo. Se fue sin más. No aceptó el quedarse a esperarte.

Stan parpadeó confuso y volvió a acomodarse en el sofá.

- ¿Quién?

- Cartman.

El policía sintió un nudo en la garganta al oír ese nombre.

- Pensaba que ya no seguía aquí. - pensó para sus adentros.

Y él se había olvidado completamente del demonio. Después de todo, aquel chico de ojos rojos sólo le traía malos recuerdos de una noche, ya muy lejana, en la que perdió a una persona muy importante para él.

- ¿Te dijo que quería?

- No exactamente. Sólo quería verte... - murmuró Wendy, pensativa.

- Yo no le quiero ver.

- Si Gerald se entera de que sigue merodeando por aquí, lo matará. - siseó Stan.

- Lo sé.

El policía se revolvió el pelo cansado y cerró los ojos por un momento. Y, nada más hacerlo, a su cabeza le vino la imagen de una sonrisa que creía haber olvidado. De unos ojos que, hace mucho, habían brillado llenos de vida.

La imagen de un Kyle que permanecía congelado en un cuerpo de un chico de veinte años. Que jamás cambiaría. Que jamás avanzaría.

- No quiero seguir pensando. Ya ha pasado un año desde entonces. Olvídalo, Stan. Está mue...

- ¿... Stan? ¿Estás bien? - cuestionó Wendy, con un deje de preocupación.

Él asintió aturdido.

- Sólo estoy cansado. - se incorporó del sofá y, sin dirigirle la mirada a su esposa, se puso nuevamente la gabardina que había tirado al sofá.

- ¿A dónde vas?

- A que me dé el aire.

Seis años antes ~

- Se ha quedado dormido antes de que acabe la película.

Cartman se quitó la capucha de la cabeza y miró irritado a Kyle, quien tenía la cabeza apoyada en su hombro.

- Al menos, podría haberse dormido en otra parte.

El chico arrugó el ceño y murmuró algo entre sueños, acurrucándose más al lado del demonio. Éste sólo pudo chasquear la lengua y apoyar su mejilla en su mano, observando con molestia a Kyle.