Todo es igual.
El sol traspasa las cortinas azules de mi cuarto, mi despertador suena con la misma canción de Shawn Mendez que me despierta cada día desde hace dos meses, el calcetín izquierdo con el que estoy seguro dormí anoche ya no está en mi pie, y por último, puedo escuchar los gritos de mi hermano menor rehusándose a desayunar la avena que nuestra madre nos prepara todos los martes.
Todo normal, solo que yo no lo siento así.
Hay algo, una sensación que no me deja tranquilo, como un presentimiento ¿Comprenden de lo que hablo?
Presentimiento o no, igual me tengo que levantar, hacer mi rutina diaria e ir directamente a mi trabajo en el bufete de abogados más exclusivo de Seúl.
Así que con resignación lo hago, me baño, visto con algo un poco más a la moda e incómodo de lo que suelo usar - de nuevo, algo me dice que lo haga -, como esa horrible avena a la que parece que jamás me acostumbraré, y manejo en mi lindo y confiable Mini Cooper blanco, regalo de mis padres al graduarme.
Quince minutos después me encuentro bostezando dentro del elevador que milagrosamente está vacío y me lleva al piso donde trabajo junto con todos los otros empleados de bajo rango, el número doce.
Saludo a las personas que se cruzan en mi camino a la cafetera y al fin me siento frente a la computadora.
Todo normal, pero esa sensación sigue molestando en mi pecho.
¿Les dije que trabajo en el piso doce donde están todos lo que al parecer no importamos en el bufete?
Los abogados realmente importantes están justo un piso arriba, como si necesitáramos recordar que son superiores a nosotros.
Casi nunca subimos, así como es extremadamente extraño que alguno de ellos se digne a bajar, pero así está bien ¿Quién los necesita? Yo no.
En fin, hoy ocurrió, uno de los de arriba - como solemos llamarlos - requiere la presencia de uno de nosotros para un trabajo, por supuesto Sana, mi jefa, decidió mandarme a mi para hacer mi vida más miserable de lo que ya es.
Sin nada más que hacer tuve que hacerle caso y subir, me arreglo lo más que puedo usando la pared de espejo del elevador agradeciéndole al de arriba por haberme mandado la señal de que este día me arreglara un poco más, y al abrir las puertas salgo fingiendo tener la seguridad de la que carezco.
Siguiendo las órdenes de Sana camino directo y sin distraerme a la oficina de Kim Namjoon, el abogado estrella del bufete, jamás he cruzado palabras con el hombre pero no se dicen cosas buenas sobre él.
Siento que me tiemblan las manos.
Paro unos segundos frente a la puerta antes de tocar y escuchar un - ¡Adelante! - proveniente de adentro.
Bueno, aquí voy.
Abro la puerta y me topo con la que debe ser la oficina más grande del bufete, yo comparto oficina con otros 3 compañeros así que definitivamente me impresiona.
- Veo que te gusta mi oficina.
Me asusta la misma voz grave que me permitió la entrada hace unos segundos, dirijo mi vista hacia el frente y me topo con un hombre de no más de treinta años, atractivo y de facciones bien definidas, ese debe ser el famoso Kim Namjoon.
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Destino 💫 (kookmin)
FanfictionTe haz preguntado alguna vez ¿Cómo sería si ese ser que se supone está destinado para ti existiera? Yo no, jamás me lo pregunté, mucho menos lo busqué. Hasta que llegó él. ⭐️ Historia soft ⭐️ Historia corta 💜 Kookmin Esta es una historiaría origi...