De regreso en casa

Jon y Damian

Wally y Dick miraban atentamente el monitor del ultrasonido, intentando descifrar que pasaba mientras había un silencio absoluto, y Leslie, la doctora de cabecera de la familia Wayne, revisaba el vientre de Wally.

De camino al hospital Dick llamó a la doctora Thomkins, no había medico mas confiable para él que ella y sabía que si había alguien que pudiera ayudar a Wally, esa sería Leslie.

Y si, ella saco a Wally del peligro e incluso detuvo la hemorragia. Y después de horas casi interminables de espera entre la emergencia y entre que Wally recuperaba la conciencia aquí estaban, Leslie le hizo un examen completo, les confirmó que se trataba de un embarazo y una amenaza de aborto. Ninguno supo reaccionar, hasta ahora no lo habían hecho, tal vez porque estaban aterrados, después de tanto tiempo intentándolo y de incluso rendirse... Y ahora que finalmente pasaba, bueno, aveces la vida no es justa.

Leslie terminó con el  examen, se sacó los guantes tirándolos a la basura y entonces sonrió a Dick haciéndolo suspirar de alivió, Wally que había estado apretando las manos de Dick con fuerza finalmente lo soltó y se relajó en la camilla. Pronto Leslie se dirigió a Wally.

—Todo está en orden, no digo que será fácil pero mientras guardes reposo, no hagas esfuerzos y te alejes del estrés no creo que encontremos problemas mayores. Mi recomendación médica es reposo absoluto, y sé que será difícil para ti que siempre vas corriendo a todas partes, pero mas te vale cuidarte o llamaré a Iris. Tienen suerte, el feto es fuerte, lo que ocurrió fácilmente pudo convertirse en un aborto espontáneo, pero como pueden ver aquí en pantalla — apuntó a una pequeña mancha en la esquina—, se aferró a quedarse, es igual de testarudo que ciertas personas que conozco, si me preguntas mi diagnóstico es que se trata de todo un Wayne.

Dick soltó la carcajada, y Wally torció los ojos con resignación divertida a tener otro diablillo como Damian. Ojalá ganaran la demanda por la custodia de Damian, Dami merecía tener una infancia con una familia amorosa y que le respeta. Wally le quería tanto como Dick lo hacía, y ¿cómo no pasaría? Le había visto crecer, y Damian casi vivía en su casa.

Estaban en una pequeña burbuja de felicidad, una lastima que Damian por su edad no pudiera pasar a verlo, pero Dick se encargaría de contarle.

Mientras tanto en la sala de espera de urgencias Jack estaba sentado en el piso, y el niño estaba acostando usando las piernas de Jack como almohadas. Ya habían pasado doce horas, un tiempo perfecto en el que bien pudo regresar a su departamento, tomar sus cosas y escapar a playa costera o lo que sea, no quería ver a este Alfa que le había roto el corazón, no más. Pero se quedó sin saber bien porque lo hacía, tal vez para no dejar dolo a Damian, o quizá era su omega pidiendo cercanía o alguna tontería hormonal, sentimental... No importa, porque igual se sentía confundido, herido, necesitado, fuera de si y perdido.

Y quería respuestas, quería saber que le estaba sucediendo y comenzaba a pensar que la única forma de averiguarlo era enfrentar al que por un momento realmente creyó que era su destino.

En medio de toda esta batalla en su mente, volvieron las náuseas, increíble porque solo había comido un paquete de galletas de una maquina expendedora. Cargó a Damian y lo subió a una banca antes de salir corriendo al baño esperando llegar a tiempo.

En lo que eso pasaba Jon llegaba de la mano de Oswald quién decidió cuidar al niño en lo que Lex se recuperaba. Ya que el hijo de Lex era obediente y dulce no le complicaba mucho el trabajo a Oswald y eso era bueno, porque con su incapacidad física era casi impensable que pudiera vigilar a cualquier niño de la edad de Jon sin terminar haciéndose daño.

—Tío Oswald, ¿mamá estará bien?

—Claro que sí, Lex es demasiado astuto para que algo lo venza. Ya verás, pronto saldrá del hospital e irá directo a su empresa a gritarle a un par de empleados.