Rival

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—¿Y lo dejaste quedarse en tu casa así cómo si nada? —preguntó Leonard Snart— ¿Sin preguntas, nada?

—Es un mocoso de las calles como tú, Leonard y yo —apoyó Mick Rory a su marido—. ¿Tengo que recordarte las veces que usamos nuestros ojos de cachorro para salirnos con la nuestra? ¿O recordarte las cosas tan divertidas e ilegales que hacíamos? Monos años que pasaron para que dejáramos la vida criminal.

Jack sabía que Leonard y Mick lo cuestionarían. Lo supo de inmediato al verlos entrar a su departamento. Leonard era un Omega como él, y Mick un alfa, ambos compañeros suyos cuando de niño le tocó vivir en las calles después de que encerraran a su madre en prisión. Los tres con un pasado oscuro que querían enterrar y con un presente sorprendentemente bueno, Mick pasó de piromaníco a bombero y Leonard de arrojarle hielo a los policías a tener su propia franquicia de helados, además estaban casados y esperando a un bebé. Ellos no eran nada confiados, eran precavidos con todas las personas por la vida que habían tenido. Sin mencionar que Mick era territorial y Leonard estaba a la defensiva por su embarazo.

—Vamos —comenzó Jack dirigiéndose a Leonard—, es solo un niño. Cuando te escapaste de casa con tu hermana no querías responderle a nadie lo que había ocurrido, y tú propio padre intentó matarte —se volteó a ver a Mick—. O cuando tu casa se incendió, apuesto que tampoco querías preguntas. Al menos sé que yo no quería hablar, fui directo a la policía para denunciar y me quedé callado por tres horas, un policía me obligó a abrir la boca y me volví a sentir amenazado... No planeo quedarme con él, ustedes y yo sabemos que alguien como yo no debería tener hijos, terminaría arruinando más su vida... Pero no pienso abandonarlo, lo dejaré quedarse tanto como quiera y no le voy a hacer preguntas incómodas.

—Sigo pensando que ésto es un error —fue Snart con la cara seria—, pero supongo que no hay nada que hacer si estás tan decidido. Por cierto no lo había mencionado antes, pero amigo... ¡Apestas a embarazo!

Mick asintió con la cabeza mientras hacía una mueca de asco.

—Detesto ese estúpido olor agrio. Tanto como odio a los estúpidos niños.

—Pronto serás padre Rory.

—¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Leonard huele bien para mi, tanto que cada vez que acerco me dan ganas de hacerle otro bebé, y voy a amar a mis hijos, pero los de los demás siempre serán estúpidos.

Jack ignoró el comentario semi tierno semi agresivo del alfa y tomó el cuello de su pijama y lo aspiró para darse cuenta que en efecto olía a Omega embarazado, pero no se asustó por ello.

—Pasé demasiado tiempo en el hospital, muy cerca del área de obstetricia, voy a tener el olor encima por un tiempo.

—Al menos así te dejarán en paz —mencionó Leonard—, solo el padre de los hijos puede sentir atracción sexual con ese aroma.

Damian se levantó y salió de la habitación encontrando a Jack hablando con una pareja. Se tuvo que esconder, el conocía perfectamente a Leonard, su padre lo llevó a una junta una vez, quería comprar la franquicia de Snart. Le agradaba pero era muy dado al caos, Snart probablemente lo delataría solo para observar que pasaba.

Mientras tanto en Ivy Town, Conner salía del departamento de los Wayne a su trabajo como repartidor de Pizza. Era temprano pero era sorprendente la cantidad de personas que tomaban pizza como desayuno en una ciudad universitaria como esa.

Y la primer pizza del día hizo su corazón estremecerse; era la dirección de los Allen. Era lástima que en un trabajo como el suyo no pudiera retrasarse, ni ir por el camino largo. Tocó pero nadie abrió la puerta, en cambio una voz que imaginaba era la del profesor Allen le dijo que pasara.

De regreso en casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora