Capítulo 8

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Naruto, el ninja impredecible número uno, a sus dieciséis casi diecisiete años había logrado algo que ni siquiera su padre, Minato Namikaze logro, esto siendo ser considerado un dios por todas las naciones, el término no le agradaba, no sentía que mereciera ese título, sin embargo, sus dos novias, si, dos, siempre degradaban el tema con cosas como "con todo lo que has hecho lo mereces", "eres un ser con bastante poder, no sé porque te niegas a ello".

-¿Qué quieres chico? – un hombre con su rostro cubierto, piel morena, ojos verdes con esclerótica roja pregunto.

-No mucho, solo vengo por tu recompensa – Naruto dijo mientras sus ojos cambiaban – (si te dejo vivo, incluso si akatsuki no existe, causaras muchísimos problemas)

-Intentalo – Kakuzu dijo colocándose en una postura de combate.

Naruto no hizo nada más que levantar su brazo derecho hacia Kakuzu, quien no pudo mover ni un solo musculo mientras que su brazo izquierdo estaba extendido hacia arriba a la vez que un rasenshuriken empezaba a formarse, el rostro del Uzumaki siendo serio, seguía sin gustarle la idea de matar personas pero entendía que si quería conseguir lo que buscaba estas cosas tendrían que suceder.

-¿Algunas palabras que quieras dejarle a alguien? – Naruto pregunto, ya conociendo la respuesta y de todos modos quería tener esperanza.

-Jodete.

El rubio solo suspiro mientras lanzaba su ataque, era la primera vez que lograba hacer el jutsu sin necesidad de la energía natural o el chakra de Kurama, ya ni hablar del modo ashura. La posterior cúpula de chakra que se formó cuando el ataque impacto contra Kakuzu, el viento destruyendo a nivel celular su cuerpo y la red de chakra.

El poder del ataque en este jutsu había superado por mucho el de aquel que le lanzo antes de que empezara la guerra en su pasado, no sintió remordimiento al ver como el hombre caía muerto al suelo, en su mente venían unas cuantas cosas que aprendió del sujeto además de los recuerdos que tenía sobre como Chouji, Ino y Shikamaru sufrieron por la muerte de Asuma, cosa en la que ayudo de manera indirecta.

-¿Quién sigue ahora Naruto? – Kaguya pregunto apareciendo desde las sombras, pareciendo un poco aterradora.

-Un sujeto llamado Hidan con la capacidad para ser inmortal.

-Dudo que soporte una de mis estacas de hueso – la Otsutsuki menciono como si del clima se tratara.

-Por el momento volvamos, seguro Yume-chan está preocupada.

La peliblanca solo rodo los ojos algo divertida, ella había comprendido que cuando se trataba de la sacerdotisa, el chico acabaría rápido con los asuntos que tuviera en ese momento y más ahora que ella parecía tener seis meses de embarazo, la situación le había sido explicada y ella lo comprendió, no imitaría esa acción, ella quería mantener su chakra, no le gustaba sentirse cansada y mucho menos alterar las cosas, algo irónico si se ponía a pensar en cómo había cambiado su apariencia.

-Te preocupas bastante por ella – Kaguya comento mientras ambos volaban hacia Oni no kuni.

-Lo hago, también lo hago por ti, ambas me preocupan mientras que Yume tiene asuntos políticos, tú te expones al peligro, si bien eres poderosa y casi imbatible, no puedo dejarte sola, no sé qué esperar de los demás ninja del continente.

-Así que es por eso que siempre me pides venir contigo – Kaguya comento con asombro.

-Sí, así me aseguro de que estás segura, también tengo decenas de clones cuidando a Yume.

Kaguya solo aumento la velocidad de su vuelo, esta vez halando a Naruto, con una suave sonrisa en su rostro, cosa que relajo al Uzumaki, quien decidió tomar a la peliblanca en sus brazos, casi cargándola al estilo nupcial, provocando que ella se acurrucara en su pecho.

¿Destino? Hmph, lo destruiré por el bien de todosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora