Día 8: Purple // Cempoalxochitl

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Original, idea suelta
Elemental

***

La cruz de sal estaba lista en el suelo, las cajas que estaban usando para los niveles estaban pintadas de formas alternadas entre rojo y morado. Rosi decía que esos colores les gustaban mucho a su abuelo Juan Alberto y su tía Rosa. Rose suspiró mientras agarraba las flores de cempasúchil, o cempoaxochitl como su abuela Roselia insistía en llamarles. Eran flores muy bonitas y las que consiguió eran de bellos colores anaranjados y amarillos, le gustaban a Rose pero debía admitir que el que las usaran para conmemorar familiares muertos era algo lúgubre. Quizás porque era muy ajena a esos familiares era que se sentía, Rose creía. Nunca conoció a su abuelo, pero notaba que su madre le tenía mucho cariño y Rosi siempre le decía que el abuelo Juan Alberto había sido muy importante para ella, y tampoco nunca conoció a su tía Rosa, y eso que el nombre que su madre le escogió había sido por ella y en las fotos que le habían mostrado Rose debía admitir que se parecían bastante.

Empezó a regar los pétalos para hacer el camino que supuestamente guiaría a su abuelo y a su tía hacia el altar. Desde que descubrió sus poderes, se había preguntado si podría verlos. O, bueno, al menos ver a su tía Rosa. Antes de desaparecer y que todos la dieran por muerta, había descubierto muchos secretos familiares, todo ese pasado mágico que tenían, y Rose quería saber qué había descubierto para irse de sus vidas así, qué tan importante era. Claro, también quería ver si podía aprender a manejarlos mejor. El collar que le había hecho Rosi funcionaba de maravilla, pero eso no significaba que no prendiera pequeñas llamas cuando se enojaba de sobremanera. Su ira aún era un detonante para que sus poderes se salieran de control, tanto que temía volverse un peligro para todos los que amaba.

Sacudió su cabeza. No quería pensar en eso, suficiente tenía con saber que pasaría el 2 de noviembre con su madre y no con su abuela Roselia como siempre hacía. Le gustaba más ver los altares de su abuela Roselia, tenían a más gente y estaban más elaborados. Siguió con su labor de terminar de decorar el altar con las preciosas flores. Pero, aún si encontraba hermosos los altares y las flores, Rose seguía preguntándose el porqué de esa festividad, el porqué esa obsesión por la muerte, el porqué tener tantos elementos tan preciosos para alguien que ya no estaba. A veces maldecía su propio crecimiento en el lado americano de la frontera que le impedía regocijar en esta clase de cosas como el resto de su familia. Pero era de los pocos momentos donde ella y su madre no peleaban para no deshonrar las memorias de estos familiares que eran desconocidos para Rose, así que supuso que estaba bien. Le traían paz con su madre y quizás eso era lo que debía importar, incluso si flores tan bellas como el cempasúchil se veían desperdiciadas o su belleza un poco manchada por el hecho de que estaban tan ligadas a la muerte, algo que Rose no podía comprender...

~*~
... Y casi tres años después lo acabó comprendiendo. ¿Cuándo había sido el último 2 de Noviembre que no había sido capaz de pasar con su abuela Roselia? Sólo hacían altares en su casa cuando no podían ir a México con ella. Esa vez Rose aún era joven, tanto en edad como en mentalidad, apenas entendiendo sus poderes y aún incapaz de conciliar su etnicidad y el ambiente en el que había crecido. Ahora, Rose aún era joven en cuanto edad, pero mentalmente se sentía tan cansada como algún veterano de guerra, como de la edad de Rosi. De nuevo se encontraba buscando cempasúchil para decorar el altar que le estaban poniendo a su tía Rosa y al abuelo Juan Alberto. Pero había algo diferente esta vez.

Rose veía las flores y ahora se quería reír de su yo del pasado que pensaba que el que esas flores estuvieran tan relacionadas con la muerte era lúgubre y les quitaba belleza. Ahora sabía que la realidad era todo lo contrario. Miró entre las flores anaranjadas y rojas y se encontró con unas moradas. Agarró una de ellas y la olió, recordando todo su simbolismo como parte del camino del mundo de los muertos al altar. Eres demasiado poderosa para vivir. Las palabras sonaron por su mente, recordándole todos los peligros que se había enfrentado estos últimos años y la forma en que incluso ella misma había sido un peligro para su propia persona así como la de sus amigas. Pensó en Zoe, en esa chica de cabellos de un color morado ligero y ojos que parecían vacíos pero cuando sonreían brillaban tan hermosos como la luz del sol.

Fictober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora