Original
Título: El culto de Darien James***
Aquella mujer era hermosa, una diosa digna de ver en pinturas y en estatuas, y se estaba entregando a él y a ese Dios que inventó como una dulce ofrenda, lista para entregar su vida. Venía de un ambiente tan destrozado, sólo quería un refugio y él, Darien James, se lo había ofrecido con un Dios falso que le permitía tener control sobre ella. Y no era sólo ella, ella sólo era tan hermosa que se volvió de sus favoritas, pero de los demás. Todos hacían lo que él les pedía, todos daban todo por su iglesia, todos se creían sus llamados milagros que no eran más que actuaciones para tenerlos bajo su control, para hacerlos creer que de verdad tenía conexiones con una especie de Dios que los ayudaría con todo.
Les había prometido un paraíso, uno que vendría después de que pagaran su penitencia en la Tierra. Este mundo no era más que una especie de purgatorio donde se decidía si tu alma era digna de salvarse o no y sólo él, Darien James, profeta escogido por este Dios mismo, era capaz de decirte con seguridad qué tan cerca estabas y qué deberías hacer para conseguirlo por completo. Empezó como una estafa simple, ahora tenía a un culto detrás de él que lo adoraban porque de verdad pensaban que él sabía el camino a la verdadera salvación. Promételes salvación a gente cuyas almas están tan destrozadas que ni ellas mismas pueden ver salida y te conviertes en algo cercano a un Dios. Tan cercano que cualquier persona con la que quisieras tener sexo estaba asegurada para ti, y esa era la parte divertida para Darien James.
Sólo se limitaba a sacarles el mayor dinero posible a sus seguidores y controlar lo más que pudiera sus vidas para mantener el poder que le habían concedido. El sacrificio humano empezó como un accidente, cuando asesinó a un miembro que lo estaba empezando a desafiar y estaban discutiendo. Lo mató por accidente, y había un testigo ahí, así que Darien James se limitó a improvisar diciendo que los sacrificios los llevarían a ellos como iglesia más alto en el cielo que los demás. Y de ahí empezaron los rituales de sacrificio, unos que se fue inventando en el proceso. Al principio sólo mataba potenciales disidentes, una forma de sembrar miedo y de sentir menos culpa, pero llegó a ese punto donde le agarró gusto a matar y salir impune. La hermosa mujer frente a sus ojos, acostada en esa mesa de mármol que habían decidido usar para estos sacrificios. Ella era hermosa, la mejor conquista que había encontrado Darien James, pero era hora de decirle adiós. Así cómo amó embestirla, fantaseaba con este momento de matarla, de ver sus ojos vaciarse de vida, de ver la sangre salir de su pecho donde le encajaría la daga que tenía en mano. ¿Lo que hacía de esa experiencia más placentera? El hecho de que ella se dejaba matar por voluntad propia y el que todos lo vieran y saber que aún así saldría impune, porque todos ahí veían estos sacrificios como algo normal.
Dio su sermón, su bendición, halagando la valentía y devoción de la joven frente a él. Sostenía una rosa roja justo como él le pidió, para agregar drama al asunto. Darien James adoraba agregarle un toque dramático a todo. Hubo un momento de silencio después de que lanzara el mismo discurso que daba, con unas ligeras modificaciones, siempre tan dramático, antes de que le clavara la daga en el pecho, justo en el corazón. Lo hacía lento para saborear un poco el momento, permitiéndose el lujo de verla hacer unas muecas de dolor antes de completamente enterrar la daga en su corazón, sintiendo cómo rompía la dura caja torácica para luego penetrar la suave carne del corazón. La sangre roja decoró el pecho de su vestido, combinando con la rosa que le pidió que llevara. Si viva se veía como una obra de arte, muerta aún más, había algo en su cuerpo pálida que la volvía visualmente más atractiva para los ojos de Darien James. Y en un lugar donde él mismo se había asegurado de que la muerte era algo digno de admirar y adorar, con personas a quiénes sus propias vidas no les importaban, Darien James podía apreciar tal belleza como uno apreciaría una obra de arte en un museo. Cuando terminó de admirar la belleza de la muerte, dio la orden de limpiar todo, alejándose en sus aposentos, sabiendo que en poco tiempo habría otra ceremonia así, sabiendo que pronto la volvería a saborear, volvería a sentir este placer, siempre y cuando su culto se mantuviera oculto y siendo compuesto de gente tan influenciable y manipulable, podría siempre apreciar esa belleza que sólo la muerte traía consigo a sus víctimas, sus dulces ofrendas para ese Dios falso que tanto adoraban. Una dulce, hermosa y suculenta ofrenda.
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Fictober 2020
RandomCada año en Octubre existe un reto para dibujantes y escritores por igual en el cual cada quien una lista de con diferentes palabras y cada día hace una obra relacionada con la palabra de ese día. Originalmente era un Ink//tober pero debido a que e...