Día 17: Moon

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Fanfic
Fandom: Lucifer
Ship: Charlotte Richards x Ella Lopez

***

Estaba atardeciendo. Ella volvió a ajustarse la tela que tenía puesta como capucha para evitar ser reconocida mientras esperaba. Miraba a todos lados nerviosa aunque sabía que no había nadie ahí, pero no es como si las cosas en su reino estuvieran del todo bien con los de su amante. Odiaba ser sólo una princesa, alguien con menos poder que su hermano mayor. ¿Por qué insistía tanto en combatir el Reino Nocturno? ¿Sólo porque ellos eran un clan de magos que habían decidido usar la luna, en vez del sol, como su fuente de poder? Por más que apreciara a su hermano, Ella lo encontraba muy estúpido de su parte.
—El poder del Sol es cálido, curativo y creador. El de la Luna es frío, enfermizo y destructor —Era lo que le decía.
Y, alguna vez, Ella le creyó, pero desde que se encontró con su amante en aquel valle donde los más hermosos atardeceres se podían apreciar y las flores más preciosas se podían admirar sabía que había más en los poderes de la Luna que lo que su hermano creía.

Escuchó pasos detrás de ella e inmediatamente se levantó, sonrisa en su rostro mientras se bajaba la capucha.
—¡Me alegra que llegaras, Charlotte!
La aludida se quitó su propia capucha, revelando unos hermosos cabellos rubio oscuro y ojos azules que robaban el aliento y una dulce sonrisa que esbozaba todo el amor que Charlotte, la Reina de la Noche, le tenía a Ella. La azabache corrió a abrazarla fuertemente, dejando caer su capucha sobre el campo de flores, estrujando a Charlotte contra ella.
—¡Te he echado de menos!
—Y yo a ti, mi pequeño sol —le respondió Charlotte mientras le alzaba la mirada y le daba un dulce y suave besos en sus labios.
La Reina de la Luna y la Princesa del Sol; un par que nadie quizás se habría esperado. Charlotte era conocida por su brutalidad y frialdad como reina, tomando totalmente el mando del reino y sonriendo de esa forma tan sarcástica y cruel mientras debatía con otros reinos e incluso cuando los amenazaba. Más que amenazar, prometía, porque lo que ella decía que haría, lo hacía. Ella en cambio era conocida por su dulce sonrisa y su voz animada que te alegraba el día de sólo escucharla, que parecía ser un sol en medio de la tormenta. Era conocida por el brillo de su corazón y la calidez de sus abrazos, una que confortaba y te aseguraba que todo estaría bien. ¿Quién diría que polos así de opuestos compartirían tiempo juntas, en un valle aislado de ambos reinos, mientras apreciaban el atardecer y, en ocasiones, el amanecer?

Bajo esa fiera que era Charlotte, había una mujer que perdió a gente que amaba, que había visto el Infierno y sobrevivido. Por lo que se había atrevido a contarle a Ella, había sido un ritual que salió mal y acabó perdiendo a su esposo y a sus hijos– no porque murieran, sino porque se fueron y Charlotte no sabe qué fue de ellos. Debajo de toda esa coraza dura había una mujer sensible que había sido lastimada y necesitaba alguien con quien ser vulnerable sin miedo a perder algo. Y Ella justamente era ese alguien, siendo capaz de ver la bondad en sus ojos a pesar de todo. Y Charlotte, a pesar de ese lado vulnerable, no dejaba de ser una mujer fuerte, decidida, cuyos pies no temblaban ante nadie y ella le buscaba transmitir esa misma seguridad a Ella. De hecho, así se habían conocido. Ella había venido a ese mismo valle a llorar porque se sentía insufiente– ese día había sido en que su hermano había sido nombrado rey en vez de ella. Se había esforzado tanto, había intentado mucho, pero, al final, tanto sus padres como el resto de la Monarquía Diurna veían en Ella alguien demasiado fácil de tumbar y Ella, en ese momento, no tenía cómo defenderse ante esas declaraciones. Cada que la llamaban molesta o que era demasiado infantil para ser reina se sentía mal y buscaba ocultar su verdadera personalidad para encajar en ese rol que deseaba y aún así no lo había logrado. Y así fue como llorando en ese valle, llegó detrás de ella Charlotte, sintiéndose igual de mal por todo lo que perdió, pero manteniendo esa elegancia, ese porte estoico que tanto la caracterizaba como reina. Y fue en ese momento que Ella entendió que la Reina de la Noche no era la mala persona que pintaban después de todo.

Fictober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora