Cuando llegamos al lugar tuve que descansar un momento, era mi primera vez haciendo un viaje de ese tipo y sentía el vomito queriendo salir de mi boca.
-¿Estás bien? - preguntó cinco viéndome casi morir -
-T/N: Si, solo necesito recuperarme. Dame un par de segundos quieres -
Número cinco se alejó junto con La Encargada, la idea de que ellos dos estuvieran juntos me resultaba aún más repulsiva que el propio viaje. Pero necesitaba tomar un respiro, ya tendría tiempo para buscar a cinco y preocuparme de eso, al final de cuentas fue él quien decidió traerme.
Respiré profundo por última vez y me puse de pie. Vi el lugar: era enorme y tenía amplios jardines verdes intenso bastantes hermosos, había un pequeño castillo a unos cuantos centímetros de mi, donde podías ver a gente entrar y salir como si la vida fuera solo eso.
Entre al lugar y voltee para ver cada parte de aquel gigantesco edificio. Me quede parada en medio; había pasillos por todas partes y tras de mi unas escaleras que daban a un segundo piso, la gente transitaba apresurada: todos vestían con aburridos trajes y cargaban un maletín.
Subí las escaleras, no sabía a donde ir, era fácil perderse aquí. Recorrí un pasillo hasta dar a en pequeño cuarto con un letrero en la parte superior donde podía leerse "sala de maletines".
-T/N: Disculpe - pregunte a un hombre - ¿sabe donde puedo encontrar a la encargada? -
Me señaló un largo pasillo, le di las gracias y seguí buscando. No había sido de mucha ayuda pero era algo. Eran muchísimas habitaciones para estar ubicadas en lugar como este.
Me detuve en una, tenia la esperanza de que cinco estuviera ahí, pero si así era jamás lo encontraría. Había escritorios por doquier y cada uno tenía asignado a una persona que se encargaba de hacer su trabajo. No tenía un fin.
Camine por un buen rato hasta dar con un pequeño cuarto el cual sólo contaba con 10 escritorios.
-T/N: Por fin te encontré - dije aliviada - esto es gigantesco -
-Salgamos a hablar, ocho - me jalo del brazo -
-T/N: ¿cual es el plan? - pregunte - porque no estoy entendiendo el por qué estoy aquí -
-No quería dejarte, aún no sé para qué serás útil, pero ya lo averiguaré - lucía inquieto. Volteaba a todos lados - solo quédate cerca ¿entiendes? - Asentí -
-T/N: ¿Me dirás que planeas? -
-No, no aquí. Pero confía, sabrás cual es la señal. Por cierto, ¿qué demonios fue eso? -
-T/N: ¿qué demonios fue que? - no sabía de lo que hablaba -
-¿En serio intentaste controlar la mente de La Encargada? - se rio -
-T/N: Cierra la boca, cinco. Era un plan de respaldo - me miró y encarnó las cejas - por si algo salía mal -
-Claro, ¿volarle la cabeza también estaba en tu lista? - lo mire con enojo sabía que me había puesto celosa y quería aprovecharse de la situación. Puso su mano en mi rostro - Todo estará bien ¿ok? No tienes de que preocuparte. Tengo que volver así que busca algo que hacer - estaba por meterse cuando dio la vuelta y me dijo- recuerda mantenerte cerca y no me des problemas -
Dos tareas que parecían fácil, pero conociéndome lo complicaría. Mantenerse cerca era casi imposible, el lugar era el triple de grande que la academia; y no curiosear sería casi un pecado.
Camine un par de cuartos de donde cinco estaba y encontré una pequeña sala de estar: era acogedora, y tenía sillones, un refrigerador y contaba con una cocina. Para mi alivio tenía una cafetera, así que no dude en usarla, me fui a sentarme en un sillón. Mientras tomaba de mi taza repleta de café jugaba con mi telequinesis haciendo mover unos pequeños cubiertos.
-Cinco tenía razón - los cubiertos cayeron de inmediato. La Encargada estaba en la puerta observándome - Eres especial, y estoy segura de que con el entrenamiento adecuado serás casi tan buena como él, sino es que más. ¿Puedo? - señaló el asiento al lado mío -
-T/N: Adelante - respondí de malas -
-¿Como va tu primer día? - me miro -
-T/N: Mejor imposible - respondí sarcásticamente - ¿como conoció a número 5? -
Tenía curiosidad, sabía que ella lo había reclutado. Pero no sabía su historia, ni cómo se habían involucrando tanto -
-Tu hermano cinco y yo, tenemos una historia bastante colorida - me guiño el ojo -
Qué tal esta perra pensé, estaba conteniendo mis ganas de aplastarme la cabeza contra la mesa. Respiré lo más que pude y recordé lo que cinco me había dicho "no te metas en problemas" y le sonreí.
-T/N: Bueno - dije calmada - él ya le da color a alguien más -
-Eso parece - me miro de arriba a abajo - Agggg, aggg -
La encargada trataba de aclarar su garganta, ¿pero que mierda le sucede a esta mujer? Parecía que estaba apunto de sacar una enorme bola de pelos como lo suelen hacer los gatos.
-Me queme la ruga - dijo finalmente - ¿nunca te quemaste la ruga? - me preguntó -
-T/N: ¿perdón? - estaba confundida -
-Son las rugosidades del paladar que ayudan a llevar la comida al estómago. En fin, estoy a dieta líquida. Un engranaje dañado y nada funciona como debe - me explicó -
-T/N: Lo siento mucho - fue todo lo que pude decir -
-Sabes, aquí valoramos la integridad de los empleados por sobre todas las cosas - se paro para acercarse más a mi - La confianza es esencial y esa confianza se crea con el tiempo pequeña - tocó mi nariz - y te seré sincera: no confío en ti, sé que estás aquí por algo y parece que eres más peligrosa que cinco. Eres despiadada e incontrolable, lo veo en tus ojos -
Me paré para poder estar a su altura. Las tazas que colgaban de la pared comenzaron a moverse y después toda la habitación; como si hubiera un pequeño terremoto. Sabía que asustarla no sería fácil.
-T/N: no tienes ni idea de lo que puedo ser capaz - todo alrededor temblaba. Pero parecía que ninguna de las dos lo notaba -
Escuché el estruendo de vasos caer y romperse contra el piso.
-Un error - dijo La Encargada sin inmutarse de nada - y la comisión actuará de manera rápida e imparable. Y segura que tú, más que ninguna otra persona valora esa eficiencia. No creo que sea buena idea provocar a la comisión, querida - dijo mientras me sonreía -
-T/N: Tampoco lo será provocarme - respondí fríamente -
Seguimos viéndonos a los ojos, no iba a ceder. No con ella aquí.
-Encargada - dijo una voz chillona. Era un hombre pequeño, adorable - Hay un pequeño problema -
Me calmé haciendo que todo volviera a la normalidad.
-Ya voy Herb - parecía molesta - un gusto conversar contigo número 8. Si quieres continuar con la conversación sabes dónde encontrarme -
Tuve suerte, un minuto más y todo en la habitación habría explotado.
Salí de ahí y recorrí un largo pasillo. Me había cansado de esperar la señal de número 5, haría algo al respecto yo misma. Camine por infinidades de pasillos y habitaciones, memorice el recorrido para poder volver junto a cinco en dado caso de necesitarme.
Di con lo que tanto buscada: la oficina de La Encargada. Era igual que cualquier otro cuarto, tenía las típicas cosas de una oficina; un escritorio, estantes, muebles y varios objetos.
Rece porque nadie me descubriera, me metería en problemas de ser así.
Me dirigí a un estante y pase mis manos sobre el, estaba lleno de armas de todo tipo. Había granadas, tome una y comencé a jugar con ella.
Escuché un ruido y la guardé en la bolsa de mi pantalón, tenía el presentimiento de que la necesitaría. Salí de la oficina y camine inquieta, volteando de un lado a otro temiendo que alguien me hubiera visto salir del lugar.
Encontré a número 5 en una sala llena de tubos. Enviaba un mensaje.
-T/N: Hola - dije - ¿que estás haciendo? -
-_____ - cinco se sobresaltó - me sorprende que aún no te hayas metido en problemas -
-T/N: presiento que estoy apunto de hacerlo - le sonreí -
-Pon esto en ese tubo quieres - me entrego una lata. Obedecí -
-Saben que aquí las cosas no se hacen así - voltee, La Encargada estaba ahí, en una esquina observándonos a cinco y a mi - ¿donde está Gloria? -
-T/N: No lo sé - respondí tratando de sonar lo más calmada posible - estuvimos buscándola -
No sabía a quien se refería. Escuché a alguien quejarse a lo lejos. Retrocedí lentamente, sabía a donde nos llevaría todo esto.
-Eres una gran desilusión para mi - dijo la encargada refiriéndose a número 5 - No pueden cambiar lo que está por venir. Perteneces aquí, con nosotros -
-T/N: Él no pertenece a ningún lugar gracias a ti - deje de retroceder y me acercaba poco a poco a la encargada -
-Me convertiste en asesino - añadió cinco -
-Siempre fuiste un asesino - concluyó la encargada -
Bajó lentamente a desabrochar su vestido de la pierna izquierda, sacando una pequeña arma de el y disparo. Cinco me tomo del brazo y nos teletransportamos.
"Alerta en el cuarto de tubos, por favor mantengan la calma" decía una voz.
Estaba escondida detrás de un pequeño carrito lleno de mensajes, se acercaba cada vez más, lance el carro hacia ella creando un rápido escudo que nos cubrió. Disparo una y otra vez.
-¿Cuál es la prisa cinco? - dijo - Acabamos de empezar. ¿Por que no vienes y te nos unes a la diversión, número 8? Fórmenos un divertido trío -
Volvimos a teletransportarnos. Estábamos nuevamente delante de la encargada.
-¿Así es como quieres que sea el último renglón de tu informe? -
-Cuando muera ya no me importará - le respondió cinco a la encargada -
-No puedes seguir con esto. Ambos sabemos que hasta tú tienes un límite - apuntaba con su arma - te salve de una vida llena de soledad y así es como me pagas -
Disparo y estaba lista para pararlo todo, pero el arma no soltó ninguna bala; se había quedado sin municiones. Sonríe
-Tengo una deuda - le respondió cinco tomándome de la mano y teletransportándonos por tercera vez justo detrás de ella - pero no contigo -
Número cinco soltó una grana al mismo tiempo que corríamos de ahí. Me tomo de la mano y nos llevo al cuarto de maletines.
-T/N: ¿esa era la señal de la que hablabas - dije agitada -
-¿Fue muy obvia? - me respondió -
Tomo un maletín mientras buscaba en sus bolsillos.
-Mierda, me quedé sin granadas - dijo -
-T/N: Tengo una - la saque de mi bolsa y se la tendí -
-Sabia que de algo serviría traerte aquí - se acercó a mi y me besó en la frente - ahora corre -
La lanzó junto a todos esos maletines y al mismo tiempo que nos teletransportábamos cambiando de nuevo todo, escuchaba de fondo un pequeño boom.
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Del odio al amor (número 5 y tú)
FanfictionNunca me lleve bien con nadie de la academia. Pero siempre sentí cierta tensión con número 5, no sabría describir lo que era; después él desapareció. - Tú tienes tus planes, y número 5 los suyos, pero en algún momento ambos tendrán que trabajar junt...