Evitaba a 5 todo lo que podía (tampoco era que antes fuéramos mejores amigos), pero ahora no quería ni cruzar miradas de odio con él, había pasado una semana desde aquel encuentro que tuvimos en el balcón; seguía sin entender lo que había visto, estaba confundida y sin poder averiguar que me resultaba más aterrador: el echo de que número 5 tuviera ciertas fantasías conmigo o la visión donde estaba toda la academia muerta, todos menos él. Al principio pase noches dándole vueltas al asunto, ¿sería yo su mayor deseo? ¿y su mayor temor es perder a su familia? no lo creo, o tal vez su fantasía era asesinar a su familia y yo su mayor pesadilla; no, eso tampoco tiene sentido, al final decidí darme por vencida y llegue a la conclusión de que aún no podía controlar mis poderes, había sido un error mío.
Estábamos todos en la sala de entrenamiento, papá siempre nos colocaba en parejas para practicar, era: Klaus y Ben, Luther, Allison y Diego y Número 5 y yo.-Por que no me miras a los ojos, ¿eh, ___?- dijo 5 mientras me soltaba un golpe y yo lograba esquivarlo
-T/N: ¿desde cuando eso te importa - le respondí moviéndome a la derecha
-Tienes razón- me dijo mientras me tomaba del brazo y me jalaba hacía él
Había logrado tumbarme, 5 estaba encima de mi, tenía una mano colocada en el piso y la otra sobre mi cuello apretando ligeramente; sentía su respiración cerca mío. Demonios
-Pero al decir verdad, comienza a preocuparme que no te siguieras tomando el tiempo de molestarme, ¿sucedió lo inevitable? ¿te volviste más idiota?- dijo calmado
-T/N: bueno, tal vez me di cuenta de que no valías tanto la pena - le respondí con voz entre cortada mientras lograba safarme, le había soltado un golpee con mi rodilla. Ahora yo estaba encima de él - ¿que se siente ahora?
Estaba apunto de responderme cuando papá hizo sonar el silbado, el entrenamiento había finalizado. Me levante rápidamente y decidí no quedarme, me dirigí a mi habitación; prefería una y mil veces aprovechar mi tiempo descansando que pasarlo con mis hermanos. Cerré la puerta de mi cuarto, estaba mirándome al espejo y pensando en lo mucho que me desconocía, solo dos meses en la Academia Umbrella bastan para cambiar por completo a una persona. Tenía la cara pálida y demacrada, unas enormes ojeras colgaban debajo de mis ojos y mis facciones eran cada vez más marcadas. Fui al baño y me lavé la cara, Grace toco a mi puerta para avisarme que la cena estaba lista así que baje lo más rápido que pude.
Nos encontrábamos sentados, el único ruido que se escuchaba era el de una radio y los cubiertos golpeando el plató; no había tocado mi comida, solo jugaba con ella, había perdido el apetito después de aquella vez.
Voltee a ver a 5, note que no paraba de mirarnos a todos, cruzamos miradas por un momento y luego aparte la vista de él. Clavó el cuchillo sobre la mesa
- Número 5 - habló papá mirándolo
- Tengo una pregunta - dijo este
- El conocimiento es una meta admirable, pero sabes bien que está prohibido hablar durante la comida - continuó - estas interrumpiendo a Herr Carlson
- Quiero viajar en el tiempo -
- No - le respondió papá con un tono molesto
- Pero estoy listo - su voz sonaba retadora - practiqué los saltos espaciales como me dijiste - se paro y apareció al lado de papá - ¿ves?
- Un saltó espacial es insignificante comparadas con las incógnitas del viaje en el tiempo. Uno es como deslizarte por el hielo y el otro es como descender a las profundidades del agua helada, y reaparecer como una botella
- Pues no lo entiendo - observe a 5, ¿a donde quería llegar con todo esto?
- Y es por eso, que no estás listo
- No me da miedo - respondió
- No es la cuestión, los efectos que tendría en tu cuerpo y en tu mente son impredecibles - arrojó los cubiertos al plato - escúchame bien, te prohíbo que vuelvas a hablar del tema
Creí que se calmaría pero no fue así, salió corriendo
- ¡NUMERO CINCO NO TE AUTORICE IRTE! - grito enojado pero 5 ya estaba muy lejos para escucharlo - ¡CINCO! ¡VUELVE AQUÍ!
Después de eso nadie supo nada de Número 5, era un caso perdido... o eso era lo que creía
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
Caminaba por las calles de Inglaterra, sentía la brisa de la lluvia sobre mi rostro y el ruido de los coches al pasar. Cerré mi paraguas y entre a una cafetería, ordené un latte y decidí sentarme mientras espera, traía mis audífonos puestos y leía un libro cuando una noticia en el televisor llamó mi atención: "El excéntrico millonario Sir Reginald Hargreeves fallece", mierda pensé, esto no puede estar pasando. Agarre mis cosas lo más rápido que pude y salí de ahí, compré un boleto para regresar, empaque poca ropa y tome el primer vuelo que me llevaría a "casa".
Después de un largo viaje por fin había llegado a la academia, "hogar, dulce hogar", al entrar pude percatarme de que todo seguía exactamente igual que el día en el que yo partí, cada cuadro, cada objeto, cada mueble; todo estaba donde debía. Tenía la vaga esperanza de no tomarme a nadie, no tan pronto
-_____, viniste - era Allison la que hablaba, llevaba un pantalón negro de tiro alto, tacones y una linda camisa azul, muy apropiado para la ocasión
-T/N: Allison, hola - dije e inmediatamente se me acercó para abrazarme
La puerta se abrió y de ella vi entrar a Vanya, la saludé, le pregunté cómo se encontraba, más que nada por amabilidad que por interés.
-¿Que hace ella aquí? - levante la vista y vi a Diego salir de la sala - ____, hola, me da gusto saber de ti después de tanto - me dijo y yo le regrese el saludo -
-Diego, por favor - intervino Allison - no es el momento -
- Tiene razón - Vanya comenzó a hablar - no debí venir -
-T/N: Por dios Vanya, no digas eso. Eres parte de la familia -
- Lindo traje por cierto - escuche a Allison gritarle a Diego mientras este subía las escaleras -
-Por lo menos es negro - dijo -
Deje a Vanya y Allison conversar, subí las escaleras y me fui directamente al que antes era mi cuarto, quería descansar; tenía planeado quedarme una semana aquí después del funeral de papá, regresar de nuevo a Inglaterra me resultaba un dolor de cabeza y tal vez un pequeño cambio vendría bien o eso fue lo que pensaba.
Deje mis cosas en un rincón y me tumbe en la cama, a pesar de haber vivido aquí por 18 años todo me resultaba tan desconocido, toda clase de recuerdos vinieron a mi mente: recordé la primera vez que llegué aquí, cada uno de mis momentos con Pogo, aquel día en el balcón con número 5 y el último también. Después de que 5 desapareciera, todo fue más duro, especialmente para mi y Ben; los entrenamientos eran cada vez peor y las pruebas que Reginald hacía conmigo estaban destrozandome pero a él no le importaba, solo quería que yo desatara todo mi poder, jamás fue así y lo único que consiguió es haber provocado un accidente, algo había salido mal y era gracias a eso que estaba atrapada en el cuerpo de alguien de 16 años. Un año después de esto mi madre enfermo, no había nadie más que la cuidara así que decidí regresar a Inglaterra para estar con ella (la primera en irse de la academia) a los dos años ella falleció y yo había tomado la sabia decisión de quedarme a vivir ahí. Deje que mi mente divagara hasta quedarme dormida.
Un fuerte ruido logro despertarme, me levante como pude y decidí ver de donde provenía, salí de mi habitación, baje las escaleras y estaba apunto de salir a la calle cuando vi que la puerta que daba al patio estaba abierta: "bingo" , para cuando yo llegue todos mis hermanos ya estaba ahí (Klaus, Vanya, Luther, Allison y Diego) me le quedé viendo a lo que quise pensar que ellos también veían. Era un ¿portal? ¿agujero? gigante
- Háganse a un lado - gritó Klaus mientras intenta usar el extintor que al final terminó por arrojar
-Todos escóndanse detrás de mi - dijo Luther
- Si, también detrás de mi - Diego volteó a ver a Luther
El tiempo pasa pero ellos siguen sin cambiar
Algo estaba tratando de salir de aquel hoyo, ¿o era un alguien? Después de un par de segundos cayó un niño, todos nos quedamos perplejos, era...
-¿Alguien más está viendo al pequeño número 5 o sólo soy yo? - dijo Klaus
- Mierda - dijo Número 5 viendo su aspecto
Debí de quedarme en Inglaterra
ESTÁS LEYENDO
Del odio al amor (número 5 y tú)
FanficNunca me lleve bien con nadie de la academia. Pero siempre sentí cierta tensión con número 5, no sabría describir lo que era; después él desapareció. - Tú tienes tus planes, y número 5 los suyos, pero en algún momento ambos tendrán que trabajar junt...