Rocca's

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Álvaro nunca había pagado por acostarse con una mujer, no es que le hubieran llovido las mujeres, pero a sus 21 años no lo había visto necesario, ni tampoco lo veía ético. Aunque también era verdad que le gustaban ciertos juegos que no estaban normalizados en la sociedad actual, y menos tal y como a él le gustaban.

Entró al edificio nervioso, sabía lo que había pedido y sabía que iba a disfrutarlo, pero le daba algo de miedo pensar que tal vez le tocase alguna mujer poco experta en el tema.

Una vez en el interior sintió que estaba más en un edificio de oficinas que en una mancebía, aunque tampoco era del todo correcto llamar así al lugar. Se acercó al mostrador y quedó anonadado por la mujer que tenía delante. Una rubia de veintipocos años, con unas curvas impresionantes y unos labios carnosos pintados rojo pasión, vestida como una secretaria normal y corriente, pero con varios botones de la camisa abiertos para darle un aire aún más sexy a todo su cuerpo.

— Violette Chatigny… Tengo cita con ella…

— Violette no está disponible, ha tenido que irse, lo atenderá otra…

— Yo he pagado por Violette… Fue la única que me interesó…— la secretaria lo miró de arriba abajo, escaneando su manera de vestir, unas bermudas vaqueras con algunos rotos, una camiseta roja de Hollister y unas gafas de sol negras que aún no se había quitado de delante de los ojos.

— Quien sustituye a Violette no ha podido interesarte por el simple hecho de que no sabes nada de ella, no has leído ni visto nada de ella… Ahora muévete a la habitación que te corresponde. — le cedió una llave y Álvaro miró el número, 676.

Los pasos del joven se dirigieron al ascensor, sexto piso, zona siete, habitación seis, no tenía perdida por muy grande que fuese el edificio. Cuando salió del ascensor se fijó en que solo había dos pasillos, en uno se veía marcada la zona cinco, en el otro la siete, su dirección.

Sus pasos retumbaban por el silencioso pasillo, sentía que alguien le diría algo por el escándalo que ese pequeño ruido podía hacer en tal lugar, pero eso no sucedió. Según se acercaba a la sexta puerta su corazón aceleraba, le habían cambiado la mujer, no sabía qué esperar de esta, además, si no sabía nada de ella, si no estaba a elegir, significaba que era nueva, la habían visto cara de niño desorientado y se habían aprovechado de eso.

Cuando entró dio un vistazo rápido a la habitación, una cama roja con los barrotes negros al final de la habitación era lo más tradicional de la estancia. Una cruz de los mismos colores se encontraba junto a la puerta, como si tentase al visitante a atarse a sí mismo ahí, y en el centro se podía ver un potro de lujo, acolchado en ciertas zonas, supuso que para aguantar durante más tiempo a cuatro patas en el lugar.

Se acercó a la cama y se sentó, había pagado por una sesión de una hora, él no iba a permitir que le rebajaran un minuto y estaba seguro de que no le iban a permitir pasarse un solo segundo, así que solo deseo que el reloj empezase a correr en el momento en que la sustituta entrase.

Fue entonces cuando la puerta se abrió, dejando pasar a una adolescente que con suerte llegaba a los 18. Sabía que le iban a encasquetar a la nueva, a la que no tenía ni idea del tema y que con suerte había tenido dos clientes, pero no esperaba que hubiese siquiera alguien que podía ser menor de edad.

— Oye, bonita… creo que este no es tu sitio — Álvaro se levantó ante la atónita mirada de la joven a la que no había ni apreciado bien—. Vete a casa a jugar con la consola, me devolveis mi dinero y me avisais cuando Violette esté libre.

— No me llames bonita— la contestación de la recién llegada sorprendió a Álvaro por la frialdad y seriedad con la que había sido dicha—. Sé que lo soy, pero no se me llama así sin mi permiso explicito, ahora cállate y empieza a escuchar.

Rocca (Novela ERÓTICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora