Euskal festa

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Hacía más de una semana que Álvaro no pisaba el Rocca's. Más de tres que no se había vuelto a topar con esa domina que tan loco le volvía. Nada más entrar preguntaba por ella, cuando le daban la negativa subía a la habitación, solo para asegurarse de que era verdad que ella no iba a estar y, cuando veía a cualquier otra dómina, las ganas desaparecían y se iba, reclamando su dinero, ya que no había recibido ningún servicio.

Queriendo airearse un poco decidió esa noche salir con sus amigos, fiesta, alcohol y tal vez algún lío o polvo de una noche que le pudiese sacar a esa dómina de los pensamientos durante un rato.

Se miró al espejo una vez más antes de salir. Camisa azul clara, vaqueros negros pitillo y unas deportivas medio de vestir, para poder bailar sin problema durante toda la noche. Y seguramente arrastrase hasta su ex cuando llamase y le pidiese sexo, siendo su juguete durante unas horas, sin sentir el placer de ser usado, porque ella no quería darle ese placer.

Bajó las escaleras del portal del edificio repasando mentalmente el camino que debía tomar hasta la discoteca en la que había quedado con sus amigos. Aprovechaban esa semana del año para salir en esa discoteca, la más cara de la ciudad, que hacía oferta esa semana por ser con temática especial de algún lugar del país. El año pasado la temática fue Sevilla, no estuvo mal los primeros dos días, pero para el tercero ya cayeron en el tópico de las sevillanas. Este año había agrandado un poco los horizontes y, en vez de escoger una ciudad, cogieron una provincia. Esta iba a ser la semana vasca.

Pronto se reunió con sus amigos y el alcohol empezó a pasar de mano a mano, las inhibiciones de unos y otros se iban despegando y perdiendo según la borrachera aumentaba. Con cada copa las chicas le parecían más guapas a Álvaro, llegó un momento en el que se veía capaz de entrarle a cualquier chica y no ser rechazado, pero cada vez que se proponía ir a por una esa pálida piel adornada con ojos oscuros lo inundaba.

Se quedó solo hacia la una de la mañana, todos sus amigos habían encontrado ya un ligue y él estaba aburrido de la soledad que se le había dado en la barra, así que decidido a marcharse terminó el cubata que hacía ya 20 minutos había pedido.

Según iba hacia la salida algo llamó su atención. Una melena castaño oscuro de ese tono que jamás se olvida pasó por su lado. Al girarse vio a la joven de 18 años que hacía casi un mes lo había dominado y sintió una punzada en la entrepierna al recordarla en esa ropa de dominatrix con la que la vio la primera vez.

Ahora estaba completamente distinta. Llevaba el pelo recogido en dos trenzas de luchadora, una camiseta blanca que se le ajustaba al contorno sin dejar de ser holgada y unos vaqueros ajustados acompañados de unas deportivas negras. Su camiseta la hacía brillar gracias a la luz negra, haciéndola fácil de seguir con la mirada. Álvaro se fijó mejor y no pudo evitar morderse el labio. La idea de que ahora vistiese como una chica normal y corriente pero aún así pudiese dominarle como a un perro le ponía a mil, y no dudó un segundo en acercarse para entrarle y así disfrutarla una vez más, pero esta vez, sin pagar.

Cuando apenas le quedaba medio metro para alcanzarla, esta lo vio y sonrió de lado con malicia, para acto seguido besar a uno de los chicos que la acompañaba.

Álvaro se desinfló en cuestión de segundos y se fue a la barra a beber.

La noche transcurrió sin un solo problema hasta que, sobre las cuatro de la mañana, arrastraron a Álvaro a la parte de atrás y vaciaron la discoteca. Cuando este consiguió salir vio en el reservado de la discoteca a esa adolescente que tan loco le volvía y su ánimo bajó aún más.

- Cualquiera diría que llevamos casi un mes sin vernos... ¿No te quedaste con ganas de más?- Álvaro la miró, incrédulo- ¿Crees que ha sido coincidencia que nos encontremos aquí? ¿O que nunca te haya vuelto a tocar yo? Solo quería ver si, dejándote con ganas, saltarías a besarme los pies... pero veo que no ha sido así, una verdadera pena.- los labios de la joven acariciaron la copa llena de champagne que sus finos dedos sostenían elegantemente para darle un último trago al dorado líquido del interior.

Rocca (Novela ERÓTICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora