CAPITULO 33: Pensamientos y Descanso

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Con el atardecer de trasfondo tiñendo de bonitos colores escarlatas la amurallada ciudad de la manada del Norte, HongJoong se encaminaba a su casa.

Agotado y con un pulsátil dolor de cabeza, el alfa no veía la hora de por fin llegar a su hogar y descansar aunque fuera un tanto.

Simplemente ese día había sido demasiado. No. Todo era demasiado.

Parecía que el destino estaba empeñado en no darle respiro. Solo le brindaba minutos, casi segundos, para relajarse un poco, antes de tener que subir sus puños una vez más y combatir contra lo que se viniera, esos últimos días siendo de locos.

Literalmente.

Tener que manejar la situación de WooYoung junto con su petición de entrar a las celdas, había tenido a su cabeza trabajando a más no poder, todo lo que fuera necesario para completar un plan que, a todas luces era disparatado. Loco. Arriesgado. Cruel.

Y aun así efectivo. O al menos eso parecía.

HongJoong culpaba al cansancio y agotamiento extremo el haber cedido a la petición del impetuoso omega, de aceptar sus razones para crear un plan así. Su cabeza simplemente no había encontrado nada mejor para oponerse y MinGi tampoco. Secos de ideas y soluciones para mantener a WooYoung bajo control y no dopado en la habitación de al fondo.

"Puedo hacer más desde adentro de las celdas que desde afuera", fueron las habilidosas palabras que WooYoung usó para engatusarlo y hacerle finalmente aceptar, porque al fin de al cabo, tenía razón. WooYoung sabía del plan, sabía cómo escabullirse de las celdas sin ser detectado y tenía una increíble habilidad para obtener lo que quería.

Objetivamente hablando, era su As bajo la manga.

Aun así, eso no quitaba lo desgastante que fue todo el proceso, armarlo, tener que aparentar en todo momento. Los músculos tensos, la quijada apretada, los oídos alertas al igual que los puños por si alguien osaba acercarse a la puerta mientras esos dos tenían su reencuentro.

Un reencuentro, que aunque había sido antes de tiempo, se tenían bien merecido.

Hasta en cierta forma, muy retorcida debía decir, HongJoong llegó a sentirse como Cupido al ayudar a dos amantes desgraciados a juntarse.

Claro que sin los corazones y flechas.

Haciendo una mueca ante ese pensamiento, terminó de abrir la puerta de su casa, el silencio recibiéndolo.

Como siempre, JongHo se encontraba de pie al lado de la ventana vigilando, el visillo impidiendo que alguien lo viera desde afuera. El joven alfa se mantenía firme, ninguna gota de cansancio vislumbrándose en su rostro, salvo las ojeras, el cual ya era un rasgo común en la mayoría de quienes habitaban esa casa.

Sin embargo, pese a su compostura, HongJoong notó que sus hombros estaban tensos. Estaba crispado.

Y no era para menos. El aura a su alrededor era de latente tristeza, no al nivel de ser opresiva, pero si lo suficiente para no pasar desapercibida. Ni YunHo ni YeoSang se encontraban en la estancia, pero aún así se sentía su malestar. La pena de dos amigos al dejar a WooYoung marchar hacia el peligro.

- ¿Cómo están? - preguntó a JongHo de todas formas. Aunque HongJoong se hacía una idea de la respuesta, era una buena forma para que el hombre pudiera liberar en parte su tensión y hablar.

- Tristes. YeoSang no ha salido de la habitación en todo el día.

- ¿No ha comido?

JongHo apretó sus labios en un intento de contener la frustración que le causaba responder eso.

Los Cielos También LLoran  [YunGi/WooSan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora