Tras verse de nuevo y volver a compartir un nuevo e intenso momento haciendo el amor, el moreno se quedó dormido tiernamente sobre Mew.-Cariño-Susurró este besándolo en la cabeza -...pequeño despierta, debo regresar al trabajo y tú también debes irte ya.
-Mmmm, cinco minutos más.
El guardaespaldas sonrió y lo besó de nuevo.
-Anda venga cielo... abre los ojos, debemos volver a la vida de ahí fuera.
-No quiero....quiero quedarme aquí para siempre.
Finalmente y tras unos cuantos quejidos y ronroneos, los dos chicos se levantaron y comenzaron a vestirse.
-Prometí a mi madre que irías a la casa, por favor ven.
-Gulf, no necesito el agradecimiento de tu madre ni de tu familia... No puedo acercarme a tu casa, ya te dije que la policía me investiga, incluso ya sabrán que nos hemos visto hoy aquí en este hotel.
-No entiendo que le tengas tanto miedo a la policía, Mew-protestó este acabando de ponerse el pantalón...Yo sé que tú no has matado al gilipollas de Pen, no tienes nada que temer.
Este suspiró resignado.
-Tú no lo entiendes pequeño y yo no puedo contártelo, al menos por ahora...Anda ven, te llevaré con Singto-dijo el escolta cogiendo sus enseres de la mesita para irse.
Ya en el aparcamiento del hotel al que habían ido, el moreno saludó a la pareja tras salirse del coche de los Kanawut y abrirle la puerta al chico, el cual caminaba cabizbajo.
-Te amo Gulf y siempre cuidaré de ti, no lo olvides... Eso es cuanto necesitas saber, discúlpame con tu mamá-se despidió Mew besando sus labios.
Este tan solo asintió y luego se subió al coche.
-Cuidaré de él, tranquilo-dijo el moreno guardaespaldas antes de que Mew se lo pidiese, como siempre hacía al despedirse.
-Gracias amigo, saluda a Krist y a los demás.
Finalmente el guardaespaldas también se subió al coche de Saetang y regresó a la empresa de este para así regresarlo a su casa tras haberse pasado toda la tarde en su oficina.
-Estás muy callado muchacho, ¿Te preocupa algo?.
-Es Gulf, su madre quiere que vaya a cenar a su casa... Al parecer quiere agradecerme que pagara su deuda.
El empresario chasqueó la lengua.
-No nos conviene que rondes a esa familia, Mew... No al menos por un tiempo...Sé cuanto amor sientes por ese chico pero no es prudente.
-Si, ya lo sé señor... Ya le he dicho que no iría pero estaba muy triste cuando se fue... No me gusta hacerlo sufrir, él no se lo merece.
El escolta odiaba la situación en la que estaban pero no podía hacer más, era algo que se le escapaba totalmente de las manos.
-Tranquilo, todo se arreglará-dijo el anciano tocándole el hombro - ...solo sé prudente y ten paciencia.
Ya en su dormitorio, Mew se dio una relajante ducha y tras ponerse un boxer limpio, se tumbó en la cama mirando al techo sin dejar de pensar en todo lo que estaba pasando, hasta que finalmente se quedó dormido.
Pasados varios días, la investigación del caso sobre la muerte de Pen se quedó un poco estancada pues la policía no logró nada para incriminar a Mew, a Saetang o a cualquier otro pues los mafiosos de los diamantes se habían cubierto bien las espaldas.
Las cosas en la empresa de los kanawut empezaron a mejorar, gracias al esfuerzo de Lukkade y la ayuda de John, al cual cada vez le era más difícil ocultar sus sentimientos por la mujer.
Un mes después
Krist volvía a casa tras recoger a las chicas en el instituto
-Chicas, agarraos fuerte, creo que nos están siguiendo-dijo este mirando el retrovisor una vez más.
Ambas miraron hacia atrás y comprobaron que una furgoneta negra no se les despegaba, entonces el guardaespaldas sacó su arma de la chaqueta.
Este pisó el acelerador e hizo una maniobra con el volante para lograr despistarlos pero le fue imposible pues otra camioneta negra que salió de la nada, le cortó el paso.
Rápidamente se bajaron del coche con sus armas en la mano con las que apuntaron a la camioneta y a la furgoneta, hasta que las puertas de estás se abrieron.
-Hey tranquilos muchachos-Dijo un tipo con sus manos en alto, al cual le seguían tres hombres más.
-¿Quién demonios sois y qué es lo que queréis?-Preguntó Krist sin dejar de apuntarles también.
Los tipos rieron.
-Tan solo queremos daros una advertencia... La familia Kanawut aún deben dinero a mis jefes y quieren cobrarselo.
-¿De qué dinero hablas?-Preguntó este..
-Pen solo pagó una parte de la deuda todavía faltan dieciocho millones-Volvió a hablar el indeseable.
El guardaespaldas miró hacia las chicas
-Ellos no tienen tanto dinero...La señora Kanawut no podrá afrontar ese pago-Susurró para sí mismo este bastante asustado.
-Deja el cuchicheo y grabate bien el mensaje-habló el desconocido.
De repente tras él escuchó los gritos de Janis pues otro tipo había abierto la puerta y la había agarrado, ante los gritos desgarradores de su melliza.
-¡Krist ayudame!, ¡no dejes que me lleven!
El guardaespaldas entonces apuntó al tipo pero temía dañar a la chica.
-¡Sueltala!.
El escolta no pudo hacer nada pues otro tipo de los que se habían quedado a sus espaldas abrió fuego y lo hirió en una pierna, este cayó al suelo y le arrebataron el arma.
-No lo olvidéis, idiota-Volvió a hablar el primero de ellos-...Dieciocho millones o ella correrá la misma suerte que su padre.
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13. Guardaespaldas -Segunda parte - Mewgulf Terminada
Fiksi PenggemarGulf Kanawut, es un hermoso chico de diecisiete años, hijo de un poderoso hombre de negocios y de una de las mujeres más admiradas del país. Un fallido secuestro pone en alerta a la familia, por lo que deciden contratar a más seguridad para toda la...