𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏

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La graduación

Era una hermosa mañana en la aldea de Konoha; como siempre la gente de la aldea comenzaba su día con normalidad; ya se podía ver a las mujeres con sus compras y a los niños pequeños jugando en los parques. Al igual que los aldeanos, una niña de cabello rubio también empezaba su día con mucha energía; su nombre es Naruko.

La rubia se encontraba en el monumento Hokage, con un bote de pintura y una brocha en las manos. Llevaba una blusa de color negro pegada a su cuerpo, su distinguida chamarra de color naranja, blanco y azul, con la insignia de su clan, la llevaba atada a la cintura y vestía unos shorts del mismo color que la chamarra. Naruko le daba una última mirada a la aldea antes de darle un nuevo "estilo" a los rostros Hokage. En su cara se formó una sonrisa juguetona y puso manos a la obra.

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Varías horas después, terminó su obra de arte, dejando múltiples garabatos en cada rostro. No le importó manchar también el rostro de su padre pues ella sabía que era una simple roca a final de cuentas.

Obviamente eso no paso desapercibido por el Hokage y los otros ninjas de la aldea, puesto que ahora es perseguida por dos chunnin por la travesura que hizo.

—¡Vuelve aquí Naruko! —gritó con enfado uno de los ninjas que trataba de alcanzarla sin tener mucho éxito al ser ella más rápida que él.

—¡Atrapenme si pueden 'dattebayo! —provocó la Uzumaki de manera burlona a los ninjas, mientras corría entre los techos de las casas, dando una que otra pirueta en el aire.

No era la primera vez que ella hacia esa clase de bromas, y todos en la aldea ya estaban fastidiados con eso. Incluso el tercer Hokage no se salvaba de las fechorías de su querida nieta. Han habido ocasiones en las que al llegar a su oficina era bien recibido con una cubeta llena de agua o harina. Aún así, nunca la reprimió, sabía que solo lo hacía para conseguir atención. Pero lo que si no toleraría es que pinte algo tan importante para la aldea como el monumento Hokage, esta vez si había cruzado la línea.

Aquellos ninjas persiguieron a Naruko por toda la aldea hasta que a la rubia se le ocurrió detenerse y sacarles la lengua, acto seguido, bajo del techo de esa casa y se perdió entre la gente que iba pasando por el lugar. Los dos Shinobis no se detuvieron en su búsqueda, optando por dispersarse hasta encontrarla.

Mientras tanto, en una de las paredes de un callejón, se le pudo ver a la rubia quitando la manta del mismo color que la pared, su camuflaje había sido perfecto, los ninjas no se imaginaron ni un poco que ella jamás se movió de ese lugar, sonrió victoriosa.

—Uff eso estuvo cerca 'ttebayo. —suspiró aliviada.

Lamentablemente, esa sensación de alivio no duró mucho, ya que al girarse para salir de ahí, chocó con alguien y esto causó que cayera al suelo. La persona que estaba frente a ella era su maestro Iruka Umino, quién la miraba con molestia mientras mantenía sus brazos cruzados.

Naruko palideció ante la precencia del mayor.

—Ho-hola, Iruka-sensei —saludó nerviosa. —. ¿Qué me cuenta? —pregunta de igual manera, con una mano tocando su cabeza, delatando aún más sus evidentes nervios.

Cuando se trataba de Iruka, era imposible ocultar una mentira y más para Naruko que era muy mala con eso, él sabía muy bien cuando alguien mentía por mucho que su actuación fuera bastante buena.

𝑵𝒂𝒓𝒖𝒌𝒐 𝑼𝒛𝒖𝒎𝒂𝒌𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora