Después de dos días de vida en el hospital, de comidas insípidas, luchas internas, preocupación y, aparte, escuchando los comentarios del equipo de enfermería en torno a su relación con Leon y con Charlie, fue un doble alivio que Lien estuviera lo suficientemente estable como para que Jane pudiera darse una escapada rápida a casa de su hermana.
Lien había soportado bien las agujas, el medicamento y la anestesia, lo único con lo que nunca parecía cómoda era el hecho de tener que estar en la cama todo el día, aun cuando Charlie ponía todo su esfuerzo para mantenerla entretenida, así que no fue ninguna sorpresa que él no considerara siquiera poner un pie fuera del hospital sin la niña, pero a su vez había insistido a Jane para que fuera a casa a tomar una larga siesta, una ducha de resurrección y, en general, un descanso de todo aquello.
—Tú recupera fuerza en mi lugar.
—Me llamas si sucede cualquier cosa—advirtió Jane tomando su bolso y caminando hasta la puerta de la blanca y aséptica habitación.
—Estaremos bien—aseguró Charlie levantándose de su lugar para acompañarla los dos pasos hasta la puerta y tendiéndole las llaves de su casa—. Si me traes algo de ropa limpia, estaría genial.
La chica sonrió tomando las llaves, comenzando a hacer una lista mental de todo lo que necesitaría Charlie además de la ropa, y divagó un poco sobre la posibilidad de negociar con el hospital para que lo dejaran usar los sartenes de la cocina, pues estaba segura de que lo que Charlie realmente necesitaba era poner la mente en lo que más le gustaba hacer para comenzar a sanar de toda aquella situación a la par de Lien.
Jane levantó la mano de manera seca en forma de despedida, pues, sin importar lo que hubiera pasado en los últimos días, ellos dos, en términos formales, seguían siendo sólo amigos. Charlie parecía estar de acuerdo con eso, así que la dejó irse sin más.
La chica caminó ignorando el cotilleo a su alrededor. El día había comenzado demasiado bien como para echarlo a perder tan rápido, así que Jane pensó en la primera canción que se le vino a la mente y llenó todos sus pensamientos con ella desde la música hasta la letra, haciendo un especial énfasis en los detalles del video musical, cualquier cosa con tal de parecer la persona más feliz y despreocupada del mundo. Sin embargo, Jane tenía que comenzar a enfrentarse a todas las cosas que había dejado a medias. Y, como si el destino tuviera prisa por saldar los asuntos pendientes, Jane se topó con Leon.
El hombre lucía exhausto, lo lógico pues estaba terminando su turno, y ni siquiera el vaso de papel con café que llevaba en la mano parecía reanimarlo un poco. Al contrario, podía decirse que Leon tenía una pinta más cansada de lo normal, algo que a Jane no hizo más que asustarla, pues Leon incluso arrastraba los pies hasta la salida, como un fantasma que no encontraba otro motivo para seguir moviéndose más que salir de aquel lugar.
Ambos se toparon justo frente a la amplia puerta de cristal. Jane ni siquiera se había molestado en intentar esconderse, sino que había caminado hasta él casi por inercia, guiada por una culpabilidad enorme, por una necesidad de empezar a disculparse que resultaba abrumadora. Si eso era lo que ella sentía, no podía siquiera imaginar cómo debía estar sintiéndose él.
Leon miró a Jane sólo el tiempo necesario para hacerle un gesto con la cabeza para invitarla a salir primero. La chica dio pasos pequeños y pasó por enfrente de él sin sentir nada de lo que había supuesto que iba a sentir, no hubo una mirada iracunda ni siquiera recelosa sobre ella, sólo el par de ojos cansados de un médico que quería irse a casa.
Era una tontería, pero respirar otra cosa que no fueran los químicos de limpieza del hospital era algo demasiado bueno como para ignorarlo. Así que Jane se tomó unos segundos para respirar profundamente antes de girarse dispuesta a enfrentar a Leon. Pero no pudo concretar todas las palabras que se le habían quedado atoradas en la garganta, porque Leon ya estaba lejos, desapareciendo dentro de su auto y dejando el estacionamiento sin volverse a mirarla.
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Besos de Mariposa
RomanceCharlie es un reconocido chef que lo tiene todo: negocios propios, casa, dinero y una atractiva esposa. Pero luego de cumplir sus treinta y dos años se da cuenta de que hay sólo una cosa que le hace falta: hijos. Sin embargo, su veinteañera esposa n...