Aquella mañana despertó antes que el mismo despertador, demasiado emocionada por todo lo que tenía planeado. Si algo adoraba era conseguir lo que se proponía, sobretodo si eso debía acarrear algo de esfuerzo. Se levantó casi de un salto de su cómoda cama y se dió una rápida ducha antes de vestirse. Volvió a ponerse una falda, esta vez de color burdeo combinada con una camiseta de tirantes negra y, cómo no, unos tacones. Únicamente tenía un par de zapatos planos, aunque apenas los utilizaba. Cuando estaba en casa iba descalza, por lo que tampoco necesitaba los zapatos planos. Era como la cara opuesta a su querida hermanita, aunque no se llevaba mal con ella en absoluto. Aún seguía intentando ponerle algo más elegante que lo que solía llevar o maquillarla, aunque sólo se dejaba si la situación lo merecía. Pero, en ocasiones, sí que la dejaba peinarla. Le gustaba esos pequeños momentos sólo para las dos, en los que ella le peinaba con delicadeza frente al espejo y se contaban confidencias.
Tal y como ocurrió ayer, fueron el centro de atención de todo el instituto. Esa vez si que se despidió de su hermanita antes de que saliera corriendo con su skate en mano. Se deslizó fuera del vehículo abrazando a su hermano con una sonrisa, la cuál contagió al contrario.
“¿De verdad vas a quedarte después de clases para esas pruebas?”
Se quejó Billy abrazándola por la cintura. No ocultó en ningún momento lo poco que le gustaba aquella idea. No era difícil llegar a pensar que ellos dos eran pareja al verlos así, pero la verdad era que no se veían más que como hermanos. Unos hermanos que se querían mucho y que hacían todo lo que fuese posible por el otro.
“Sí, Billy. Es algo que ya tengo en la cabeza desde ésta mañana. Pero te prometo que en cuánto terminen te llamo por la cabina que hay ahí al lado para que vengas a recogerme.”
“Eso espero, sino tendré que tirarte de las orejas.” Bromeó el rubio dando un golpe con el índice en las costillas de la fémina, haciéndola retorcerse con una risita.
“Está bien, está bien. Vayamos dentro antes de que lleguemos tarde, anda.”
Y, antes de que volviese a quejarse, ya estaba prácticamente siendo arrastrado por su hermana mientras le agarraba la mano. Cuando estuvo dentro se detuvo recordando que debía entregarle a Steve sus notas y besó la mejilla de su hermano limpiando el la marca roja de su pintalabios favorito.
“Ve adelantándote. Debo hacer una cosa y enseguida te alcanzo.”
Iba a preguntar, o más bien protestar, pero cuando fue a hacerlo su hermana ya estaba demasiado lejos. Él solo frunció su ceño dubitativo antes de dirigirse sin emoción alguna hacia el aula.
Leah caminaba sin prisas, escuchando el resonar de sus tacones en el suelo de los pasillos, llamando la atención de los que aún estaban por allí. Incluso hizo a uno de los alumnos de primer año golpearse contra su propia taquilla al estar demasiado embobado con la pelirroja. Ella, sin embargo, tenía su mirada centrada en el moreno, que estaba demasiado acaramelada con una chica. Intuyó que era su novia, aunque no le resultó demasiado emocionante. Apoyó su hombro en las taquillas más cercanas cruzándose de brazos y lanzó un intencionado carraspeo a la pareja para llamar su atención.“¡Leah!”
La emoción en la voz del varón hizo sonreír a la pelirroja, mientras sacaba las notas de su mochila antes de entregárselas.
“¿Pensabas que iba a olvidarme de nuestro trato?”
“¿Es en serio?”
Sus cejas se alzaron con sorpresa observando que, en efecto, ella había imitado la firma de su padre. Además, era exacta. Cosa que le sorprendió aún más.
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Bipolar | Steve Harrington
FanfictionUn nuevo sitio al que llamar hogar. En Hawkins nadie la conoce, ¿será esa la solución perfecta para empezar de cero y olvidar los fantasmas de su pasado?