─ ¡Mamá, vamos a llegar tarde! ─ Se escuchó por toda la sala de esa linda casa, la residencia de los Park.
─ Vamos a llegar bien Jimin, no te preocupes. ─ La señora Park intentó calmar a su ansioso hijo y tomar su mano, para salir por fin camino a la casa de su mejor amigo.
Luego de que ambos niños estuvieran insistiendo durante semanas, ella y su amiga habían cedido por fin, dándoles el permiso de tener una pijamada en casa del más pequeño. Le había parecido lo más coherente, considerando que Jungkook solo tenía 6 años y su hijo era dos años mayor.
Jimin se pasó las 3 cuadras que separaban su casa con la de su mejor amigo hablando con emoción de todas las cosas que planeaba hacer con Jungkook, cómo iba a enseñarle a jugar a la pelota, y que iba a mostrarle un nuevo truco para un videojuego que había aprendido hacía poco.
A ojos de su madre, él estaba comportándose como todo un hermano mayor ejemplar, y se sentía muy orgullosa y enternecida por su pequeño.
Desde siempre habían tenido ese tipo de relación, después de todo, se habían conocido de casualidad mientras jugaban en la pequeña plaza de juegos del barrio, cuando Jungkook se cayó de uno de ellos y Jimin fue a ayudarlo. A partir de ese momento se volvieron inseparables, y esperaban con ansias la hora de ir a jugar para encontrarse, hasta que ambas madres descubrieron la adorable amistad y se hicieron cercanas entre ellas, cosas que ayudó a que los niños pudieran pasar más tiempo juntos y hacer más cosas, como salidas conjuntas al cine, a comer o invitarse a cumpleaños.
Así había sido durante 2 largos años.
Una vez que llegaron a destino, un pequeño de grandes ojos marrones los recibió, y la señora Park por poco pudo despedirse de su hijo, porque ambos niños se abrazaron como si hiciera años que no se veían y corrieron hacia la habitación del dueño de casa. Las madres estuvieron un rato charlando en la puerta, pero eso no era de interés para los mejores amigos.
─ Esa va a ser tu cama, la preparé yo mismo. ─ Dijo con orgullo Jungkook, luego de señalar un colchón en el suelo, el cual estaba bien arreglado con sábanas y un cubrecama con un diseño de pelotas de fútbol.
─ ¿Estás seguro Kookie? ─ Preguntó el mayor riendo.
─ Tal vez recibí algo de ayuda de mamá, ¡pero yo ayudé! ─ Él aún era pequeño para mover algo tan pesado por su cuenta, y le daba demasiada pereza pensar en armar una cama, pero lo había hecho con mucho gusto porque era para Jimin, merecía crédito. ─ Además, fue mi idea elegir el cubrecama de pelotas de fútbol, porque sabía que iba a gustarte.
─ Es cierto, se ve genial, gracias Kookie. ─ Le contestó su amigo con una sonrisa de esas que Jungkook consideraba adorables porque los ojitos de su hyung se volvían muy pequeños.
No pudo evitar devolverle la sonrisa, y eso provocó que Jimin pegara un grito de sorpresa y emoción, asustando un poco a su amigo.
─ ¡Perdiste un diente! ─ Antes de que Jungkook pudiera procesar lo que había dicho su amigo, ya lo tenía a centímetros de su cara, sosteniendo sus mejillas y mirando con atención el espacio donde antes estaba una de sus paletas. ─ Es genial eso Kookie, ya estás creciendo.
─ Sonaste como alguien muy grande, hyung. ─ Le respondió Jungkook entre risas.
─ Pues eso soy, soy mayor por dos años. ─ Contestó el chico de rellenas mejillas y adoptó una pose genial según él, pero divertida a ojos del menor. ─ Espera a que seamos más grandes y yo sea más alto que tú, no vas a poder reírte pequeño.
─ Ya veremos, hyung, tal vez yo soy más grande que tú. ─ Jimin tomó esas palabras como algo demasiado indignante, y luego de que el menor le sacó la lengua, el decidió cobrar venganza.

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Just Kids; jikook
Short StoryUna historia sobre dos mejores amigos inseparables, o eso se pensaba.